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Paige

Desperté a las 6:30 am a causa de mi despertador, me levanté muy motivada, estaba segura que hoy sería un gran día.

Lo sería, con el simple hecho de no tener a Lynn rondando por aquí, ya lo era.

Tomé una ducha (un poco larga), no mentía cuando de dije que me sentía muy relajada y feliz ya que, hoy iba a tomar el cargo de Lynn en la empresa. Creo que eso fue lo único bueno que me dejo, yo amo esa empresa, y estaba excitada por tomar el mando.

Terminé de ducharme, seque mi cuerpo y comencé a vestirme, mi look consistía en una falda de cuadros ceñida al cuerpo, junto con unas medias transparentes en color negro, un suéter ligero de cuello blanco y tacones puntiagudos color nude. Era algo sencillo pero sin duda muy lindo, después tomé mi secadora y seque mi cabello, para después hacerme unas ondas en el cabello con la rizadora.

Me maquillé muy ligeramente, solamente me puse rimel, polvo, base contornee mi nariz un poco y me aplique labial en color nude.

Mire el reloj y decía 7:57 am ¡madre mía! era tardísimo, y nisiquiera había desayunado nada, compraré algo en el camino.

Tomé mi IPhone y mi bolsa, ya lista para partir y en eso escucho que alguien toca mi puerta.

–Adelante -ví que era la señora Olivia- buenos días oliv, justo iba de salida cuando tocaste.

–Señorita, buenos días -dijo- Lamento molestarla tan temprano, pero el Sr. Bieber la esta esperando abajo.

Lo que me faltaba. No necesito visitas ahorita, y menos de un Bieber.

–¿Jeremy? -pregunté extrañada- ¿Porque ha venido tan temprano?

–No señorita, no es Jeremy Bieber -dijo- es su hijo, Justin.

Esto era aún más extraño, ¿por qué Justin vendría a verme? No tenemos nada que hablar.

–Esta bien oliv, en un momento bajo -Le dí una mirada calida- muchas gracias.

–Por nada señorita -sonrió y se fue-

Olivia era nuestra ama de llaves, era tan linda, no como la perra de Candace.

Salí de mi habitación y cerré la puerta, lista a encaminarme a la salida, no iba a hablar con Justin, no quería hablar con él, nisiquiera lo quería ver, no se que hace aquí pero estoy segura que no era para nada bueno.

Bajé las escaleras y ahí lo encontré, sentado bebiendo una copa de vino, ¿Quién bebe tan temprano? Maldito alcohólico.

El volteó en cuanto escucho mis pisadas y yo me encaminé hacia el sillón, no me iba a sentar, no iba a entablar nada con él.

–¿Que haces en mi casa? -espete-

No perdería mi tiempo con él.

–¡Paige! Tan linda como siempre

–¿No escuchaste? No me gustan las visitas repentinas ¿Que haces en mi casa? -recalque el MI-

–Para ser honesto, esperaba un mejor recibimiento -se sentó- creí que estarías feliz de verme evangeline.

–Vaya que piensas estupideces -me reí-  ¿Ya me respondes? ¿Que haces en mi casa? No te he invitado a sentarte -exclame- Y no me digas evangeline, no te he dado la confianza de que me llames así.

–No sabía que necesitaba invitación -dijo- ¿Cómo me puedo referir a usted entonces?

–Claro que la necesitas, estás en mi casa y además no somos amigos -recalque el MI de nuevo- para tí, soy Srita Hyland.

Revenge j.b.Where stories live. Discover now