IV (Final)

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Los días pasaron, y poco a poco, y gracias a los cuidados de Seungcheol, la herida del sireno comenzó a sanar. Pronto, Hannie pudo zambullirse en el charco de agua por sí mismo. La primera vez que lo hizo, Seungcheol quedó impactado. No solo recuperó el hermoso tono rojo tornasol de su cola, sino también el brillo de su cabello y su bella sonrisa. Las pequeñas gotas de agua salada en su piel brillaban como diamantes, dándole aspecto de un ser celestial. Desde entonces, la obsesión de Seungcheol por esa criatura se volvió incontrolable. No pensaba en otra cosa más que en estar junto a él. Comenzó a escapar de la escuela para ir a la caverna durante las mañanas, y muchas veces se quedaba allí, escuchando el canto del sireno hasta que amanecía. Hannie se había convertido en su alimento, su agua y su aire. Apenas comía y casi no dormía. No lo necesitaba. El sireno y su mágica voz era lo único que necesitaba para sobrevivir. Pronto el cansancio se reflejó en su cuerpo y su rostro se cubrió con profundas ojeras. Para ese entonces, su madre estaba preocupada. Al principio, cuando notó que Seungcheol desaparecía por las tardes, pensó que su hijo tenía novia. Ahora no estaba tan segura. Todo empeoró una tarde en que Jicheol se presentó en el circo, preguntado por Seungcheol.

—No responde mis llamadas o mensajes —dijo la chica, visiblemente preocupada.

La señora Choi la observó, sorprendida. Por supuesto, su primera teoría era que su hijo estaba saliendo con su amiga de la infancia, pero las palabras de Jicheol le confirmaron que estaba equivocada.

—Hablaré con él cuando llegue a casa —respondió la mujer. 

Jicheol suspiró. Derrotada, regresó al pueblo. Y mientras caminaba, vio un rostro familiar. Seungcheol salía de una tienda de conveniencia con algunas bolsas en las manos. Sin dudarlo, comenzó a seguirlo sigilosamente. Seungcheol caminó calle abajo, y luego hacia el muelle. Se detuvo a comprar pescado fresco, y continuó su camino por la orilla del mar. Jicheol esperó a que se alejara un poco antes de emprender marcha tras él. El chico siguió caminando por la arena hasta que llegó a los arrecifes de coral, y ahí, desapareció. Jicheol estaba por rendirse cuando oyó la voz de Seungcheol. Parecía venir desde dentro de la roca. Fue así que encontró la entrada y se arrastró por ella hasta llegar a la caverna. Cuando salió del otro lado, vio a Seungcheol sentado junto a una roca. Tenía los ojos cerrados, y una sonrisa en el rostro. Jicheol nunca lo había visto sonreír de aquella forma, tan feliz. Caminó en dirección a él, y mientras avanzaba, descubrió que tras la roca, había otro chico tendido sobre la arena. Lo supo porque tenía el torso desnudo. De otra forma, habría pensado que se trataba de una chica. Ninguno de los dos parecía prestarle atención. A medida que se acercaba, notó algo extraño. El chico sobre la arena movía los labios, como si estuviera hablando, pero nada salía de su boca. Dio unos pasos más y se detuvo. Acababa de ver la parte inferior de ese "chico". Quedó petrificada.

Aquella tarde, Seungcheol fue a la tienda de conveniencia por comida para el sireno. Compró pastel de pescado, y pasó al muelle por pescado fresco. Cuando regresó a la caverna, Hannie lo esperaba impaciente. Ni siquiera probó bocado. Solo besó al chico, y comenzó a cantar. Seungcheol se tumbó junto a la roca para oír su voz, ese sonido que alimentaba su cuerpo y su alma. De pronto, el canto del sireno se detuvo. Seungcheol abrió los ojos de inmediato. Hannie se había erguido sobre su espalda, y se apoyaba sobre sus manos, mostrando sus dientes afilados.

—¿Qué sucede? —preguntó, Seungcheol.

Giró su cabeza en dirección hacia donde observaba el sireno. Jicheol estaba parada en medio de la caverna, pálida como una hoja de papel. Sostenía su móvil en alto.

—¿Jicheol? —preguntó Seungcheol, confundido.

La luz del flash iluminó la cueva. El sireno gruñó, y su hermosa voz se convirtió en un sonido escalofriante. Aterrada, Jicheol dio media vuelta y corrió hasta la entrada de la caverna.

THE LITTLE MERMAN [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora