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Ambos habían buscado una mesa para dos en la cafetería Cafe's life donde se han juntado más de una vez para organizar el trabajo final de lengua, del que ahora se encontraban conversando.

—Por fin acabamos con esto —dijo arrojándo la carpeta en la mesa Ruth, que en realidad no quería que terminen.

—Asi es... —susurró el chico por lo bajo. Él tampoco quería que acabasen las salidas con ella.

Se mantuvieron mirándose por algunos segundos, sin decir nada, solo disfrutaban de la companía

Llegaron sus cafés.

—¿Tienes algo que hacer el sábado? —preguntó el de ojos azules entusiasmado sintiendo retorcijones en el estómago; pensó que quizás el café le cayó mal.

—No, ¿por? —Su corazón latía cada vez más rápido. Ruth también sintió aquellos retorcijones.

—Lautaro, un amigo, hará una fiesta en su casa. Es de disfraces. ¿Qui-quieres ir? —tartamudeó sin comprender qué le pasa, pues nunca ha sentido nervios al invitar a alguien, y mucho menos a una chica.

—Sí, será divertido —Sonrió Ruth, pensando en mil disfraces que podría ponerse.

Concentrándose en la sonrisa que se formó en el rostro del chico, ella recordó que no tiene ninguna oportunidad de gustarle.

Terminando su café, Ruth agarró la carpeta con el trabajo y antes de irse, el castaño le entregó un post-it despidiéndose saliendo del local.

¡Desconocido, te quiero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora