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Desde lo alto de una nube, el pequeño de aspecto juvenil en inocente, sonrió escuchando tantas exigencias que tenían los humanos sobre el amor. Eran ridículos.

¿Es que alguien tenía una idea de lo que es el verdadero amor?

No. Lo único que hacían era pedir, pedir, pedir, pedir sin saber a ciencia cierta que querían.

"Quiero un novio pero que sea guapo y millonario" vale, le envío un buen tipo que gana mucho dinero pero pasa veinte horas del día en el trabajo y decide abandonarlo.

"Quiero una mujer independiente y fuerte" vale, le envío una chica exitosa y trabajadora que sabe lo que es y lo que merece, su ego se rompe y la engaña.

"Quiero tener un final feliz con una buena persona" vale, tiene aún buen chico, atento, cariñoso y sincero, lo nombra su mejor amigo.

¡Váyanse al carajo!

Ojalá todos ellos pudieran estar un día en sus zapatos para que entendieran lo difícil que es complacer a un montón de superficiales, indecisos,  exigentes y asquerosos humanos.

Por esa razón es que de vez en cuando disfrutaba de jugar un poco con ellos, cupido creía que si ellos podían romperle el corazón renegando del amor, entonces él también podía romper el de ellos manipulando un poquito la realidad.

No se que estás pensando, pero de una vez te digo que es mala idea — le regañó Venus, su madre.

No pensaba en nada... — mintió.

Tu padre aún está molesto por tus desastres, Eros — el pequeño rodó los ojos.

Tienen que admitir que hacer que Helena se enamorara de París fue algo muy divertido — una risilla resbaló de sus labios — la vida era muy aburrida para los humanos — se excusó.

Provocaste la muerte de uno de los mejores guerreros que el mundo haya visto —

— ¡Ja! Si era tan bueno ¿Porque murió por un roce en el talón? — se burló.

Tal vez porque la flecha estaba envenenada — le recordó molesta.

— Excusas, excusas — el silencio que reinó entre ambos le dio tiempo al chico para observar más de cerca a los humanos — ¡Mira! Una boda... ¡Me encantan las bodas! — con elegancia transformó aquel tradicional atuendo en un traje elegante acordé a la ocasión y se coló en la fiesta junto a su madre.

Nadie los había notado.

— ¿Qué estás haciendo? — le dijo entre dientes su madre.

No... ¿Qué estás haciendo tú? No necesitas meterte en problemas con papá por mi — comentó con desdén.

Eres mi hijo ¡Claro que sí! —

— Te ves muy guapo — admitió, mirando el cuerpo humano que su madre había adaptado para caminar sobre la tierra — pareces un príncipe —

— Lo se, soy una diosa mi cielo... O bueno, un dios ahora — tomando una copa, analizó a toda la gente que bailaba en la pista y los que se encontraban en las mesas al rededor — se un buen niño Eros, iré por una de esas charolas de canapés —

— No me llames así, la primera regla para mezclarte con los humanos es la discreción — le reprendió mientras pensaba — HoSeok... HoSeok me gusta —

— Bien, dame uno a mí también —

— Tienes cara de Brad, pero eso no suena muy acorde... Seok — pensando nuevamente unos minutos, la mirada del pelinegro volvió a iluminarse — SeokJin, tienes cara de SeokJin —

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2021 ⏰

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