Comprando un nuevo amante

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Estacione mi coche tan cerca cómo pude, el supermercado se encontraba a cinco cuadras, por razones de trabajo mi tiempo es limitado y no dispongo de horarios libres para poder hacer las compras, sin embargo hoy era sábado.

Cómo de costumbre, sábado por la mañana en un supermercado, había muchísima gente, pero no me incomodaba en absoluto, me dirigí a tomar un carrito y comencé a caminar por los blancos pasillos del local, el aroma a pino y frutos secos que emanaba el dispositivo aromatizante me invitaba a despejar mi mente y olvidarme del trabajo por un segundo.

-Disculpe, ¿Los cepillos de dientes?- pregunté confundida, no se encontraban en la góndola de siempre.
-Lo lamento, hubieron cambios en la organización de la mercancía, acompañeme.

Seguí al empleado que me llevo hasta el pasillo de los productos de limpieza y aseo. -Aquí es- sonrió -Ingreso un cepillo nuevo, el Colgate 360, es muy interesante. El chico se alejó, me dispuse a examinar entre las variedades de cepillos, no estaba en mis planes comprar el más caro o más novedoso, solo quería un cepillo eso es todo.
-Colgate 360...
Tome el cepillo entre mis manos y lo examine sin mucho más, era un cepillo común y corriente, lo tiré dentro del carrito y continúe con mis compras.

El delgado y fornido cuerpo se encontraba preso entre láminas de plástico q impedían su movimiento, era difícil respirar pero estaba bien, no estaría mucho tiempo ahí, sus cerdas brillaron ante la idea de un nuevo hogar, el poco contacto visual que hizo con su nueva dueña había sido suficiente para desearlo con todas sus fuerzas. Era el mejor día de su vida.

-Cariño, ¿Te falta mucho?- Colgate 360 comenzaba a impacientarse, quería salir de su aprisionado empaque y conocer la maravillosa cavidad bucal de su nueva compañera, se veía espaciosa, seguro se sentiría muy cómodo dentro de ella, la sola idea hacía que su cuerpo se estremeciera.

Pagadas mis compras me dispuse a caminar hacía mi coche mal aparcado, tire las bolsas en el asiento trasero y me dirigí a casa. No sabía si era mi imaginación o el cansancio, pero juraría haber oído un ruido en la parte trasera, un ruido plástico.

Colgate 360 se retorcía en su empaque, deseoso por liberarse y conocer a su nueva amiga, quería estar con ella ya mismo, sentir su tacto, sentirse libre por fin..
El camino a casa fue más lento de lo que él se esperaba, pero finalmente llegaron, sus cerdas nuevamente húmedas, se estremecían ante el acercamiento de las manos femeninas que tomaban las compras con firmeza y las colocaba en sus respectivos lugares; finalmente su turno.

Tomó el empaque del cepillo y lo abrió con rapidez, cuando lo tuvo en sus manos le dio una rápida inspección, un cepillo azul y blanco, de cabo firme y cerdas... ¿Húmedas?

Colgate 360 y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora