2. Vamos mejorando.

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Son las doce del mediodía. Estoy cansadísima por lo de ayer. Esta tarde, tengo planeado ir de compras con mi hermana. Primero, tenemos que encontrar el centro comercial más cercano.

Beth se sacó el carnet de conducir hace muy poco, así que ella llevará el coche, aunque sacara un aprobado raspado. Eso me da bastante miedo, pero confío en que lo hará bien (eso espero).

Es hora de comer. Mi madre me llama para que baje.
- ¿Qué hay para comer? - pregunto.
- No hay mucho, pero esta tarde iré a comprar algo de comida. Espero inaugurar oficialmente una comida mejor mañana. Para hoy, he hecho bocadillos y algo de ensalada. - dice mi madre.
<<Qué mierda>> pienso. No quiero hacerle daño a mi madre, por eso sólo lo digo dentro de mi cabeza. Sé que se está esforzando para sacarnos adelante, como mi padre. Lo que pasa es que estoy furiosa por todo esto que nos ha tocado. Joder, ya van muchas veces.

Se me había olvidado mencionarlo: tengo dos gatas. Las dos tienen cuatro años. Una se llama Kyra y la otra Rubi. Me relaja mucho pasar tiempo con ellas. No les gusta vivir así. Sé que todo esto también se les hace muy duro.

Saco mi ropa de las cajas para colocarlas en mi nuevo armario. La huelo. Me recuerda a mi antiguo hogar. Aunque no me pongo triste, porque sabíamos que era provisional, como siempre. Cuelgo los posters de mi ídolo y me visto. Llamo a mi hermana para ver si podemos salir ya a comprar.

Justo al salir de casa, Beth se llevó por delante dos cubos de basura. Se me hiela la sangre. Mierda, a ver qué pasa.

- Lo siento, Tiff. - dice Elizabeth. Tiff es un apodo cariñoso para mi nombre completo, Tiffany.
- No pasa nada, te entiendo. Hace poco que te has sacado el carnet. Relájate, y concéntrate en la carretera. - digo.
- Gracias por confiar en mí. -
- No me des las gracias, es lo que debo hacer. - digo, guiñándole un ojo.

Hemos llegado. Al ver la cantidad de tiendas que hay, me he puesto eufórica. Mis padres nos habían dado 100€ a cada una, lo cual no está nada mal. Hacía mucho tiempo que no íbamos de compras.

Estuvimos cerca de dos horas mirando tiendas y comprando. Al llegar a casa mi madre nos preguntó qué nos habíamos comprado.

- Mira mamá, - digo, enseñándole mis prendas. - Me he comprado este pantalón negro, el vestido de rayas y la camisa azul turquesa con estampado de flores. - Me encantó esa camisa, a mi madre y mi hermana también. Era preciosa.
- Yo me he comprado unas sandalias de primavera con tiras plateadas y una falda con capas salmón. - dice Beth abriendo la bolsa.
- ¿Os habéis gastado todo el dinero? - pregunta mi madre con curiosidad.
- No. - decimos las dos al unísono y devolviéndole lo que nos había sobrado a nuestra madre.
- Quedaos ese dinero, os servirá para la próxima vez. - objeta mi madre, esbozando una sonrisa.
Le dimos las gracias y nos fuimos a nuestro cuarto.

No me lo pasaba tan bien desde hace mucho tiempo. Agradezco este giro de los acontecimientos, que ha ido a nuestro favor.

Lo que mal empieza, bien acaba.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora