Llevo media hora mirando un punto fijo en mi habitación mientras pienso en el final del libro que termine hace unas horas. No tengo intenciones de levantarme de la cama hasta que el olor de wafles llegue a mi cuarto y esa es la única razón por la que no odio tanto los miércoles porque fuera de eso los miércoles son horribles. Me hubiera levantado hace una hora o más, pero como dije antes me quede leyendo hasta la madrugada y me siento muy cansado.
-¡Nim, ya es tarde baja a desayunar!- me grita mi madre desde la cocina.
Unos minutos después de ese grito el olor de los wafles llega hasta mi cuarto. Okay, ahora si me levantare, me siento en la cama y me enrollo en mi manta favorita. Mi cuerpo se estremece cuando piso el suelo, pero lo ignoro categóricamente porque soy demasiado orgulloso como para admitir que necesito las pantuflas que mamá se ofreció a comprarme el invierno pasado, bajo las escaleras y me dirijo hacia la cocina con movimientos tan lentos como los de un caracol.
-Buenos días- susurro y me siento en el lugar de siempre.
-Buenos tardes, querido- escucho la risita de mi hermana menor Nerea.
Tiene un libro en una de sus manos y una pequeña taza de porcelana en la otra, ella tiene un encanto especial y una belleza demasiado extraña.
Mis ojos están más cerrados que abiertos, pero puedo ver a mamá y papá preparando el almuerzo mientras hablan sobre algo que no logro comprender.
-Son la nueve no molestes- mi voz sale ronca y siento la boca pastosa, así que le doy un sorbo a la taza de té que esta frente a mí.
-Me temo que estas equivocado. Son las 11:00, querido.
Abro mis ojos tanto que hasta duele y por poco escupo el té que tenía en la boca. Hoy iremos muchos de la escuela a explorar las cuevas, yo no debí dormirme tarde, no debí quedarme acostado viendo a la nada, pero como siempre mi vida se basa en muchos "no debí" y esa costumbre mía de hacer todo al último minuto nunca se va a ir.
-Ten...- un plato con wafles aparece frente a mi- Nim ¿otra vez te quedaste despierto hasta tarde?- me reprende mamá mientras ve las prominentes ojeras que tengo bajo mis ojos.
-¡No!- miento.
Ella entrecierra los ojos mientras niega con la cabeza, es obvio que no me cree y como si no fuera suficiente que este día este yendo mal, cuando estoy a punto de acabar mi almuerzo, llega Nala mi hermana número 2.
-Hola Nal- la saludo ignorando su mirada de odio.
-¡Nim se supone que nos iremos a las once veinte y aun estas en pijama!- me reprocha mientras papá le da un plato de wafles que deja en la mesa sin siquiera verlos.
Recordando mis experiencias pasadas sé que es hora de empezar a correr –Nal es un demonio cuando se enoja- pero no me levanto hasta que termino lo último que quedaba en mi plato, entonces ahora si corro y subo las escaleras para alistarme con Nal corriendo detrás de mí, pero le cierro la puerta en la cara antes de que pueda entrar.
-¡Nim más vale que salgas de ahí en los próximos 10 minutos vestido y con lo necesario para ir a las cuevas!- me grita Nala al otro lado de la puerta.
-Nal, yo también quiero ir- escucho decir a Ner al otro lado de la puerta.
-Oh cariño, no podemos llevarte, pero te traeré rocas lindas de las cuevas ¿okay?
Wow parece que esa no fuera Nala, bueno en realidad ella solo es un demonio conmigo y con Azari -mi mejor amigo- a ojos de todo el pueblo ella es un dulce angelito.
-¡Sí!- dice Ner como niña pequeña aunque en realidad ya tiene diez años, no suele comportarse así a menos que quiera algo, la mayoría del tiempo es como una adulta con cuerpo de niña.
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Bajo el agua
RomanceNim quería tener una historia de amor como la de los libros que leía. Sal quería encontrar el significado de su vida.