[Segunda parte]

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Tsuyu usó sus palmas mojadas para refrescarse el rostro y entonces alzó la mirada hacia el espejo delante de ella, y reparó en su aspecto. Le gustaba mucho su pijama, el cual consistía en una blusa de manga corta color verde claro, con un estampado de flores en el borde inferior, y un corto y holgado short, de un color similar, algo más oscuro, solo que el estampado de florecillas se repetía sobre él, como un patrón. A causa de la gelatina de frambuesa que Eri le había regalado, el interior de sus labios se hallaba levemente tintado de color rojizo. Sonrió, y acto seguido, se acercó a la pared con la máquina del papel absorbente, para poder secarse el rostro y las manos.

Fue cuando encaminó sus pasos hacia la salida del baño, entonces le vio.

Bakugo se hallaba recargado en el borde del umbral de la entrada, con los brazos cruzados por delante del pecho, y el rostro ladeado hacia ella; observándola, esperándola.

Detuvo sus pasos ante la visión del chico ante ella, y por un momento, se cuestionó cuánto tiempo podría llevar allí. ¿La estaría esperando?

– "¿Bakugo-chan?" – interrogó, avanzando un par de pasos en su dirección.

Él simplemente la observaba, sin pronunciar palabra. Ella se detuvo, algo confundida, en un intento por comprender el extraño comportamiento del rubio. Entonces, él le dio una mirada lenta y pausada, desde su rostro hasta la punta de sus pies, y luego de regreso, con aún más lentitud, si es que cabía la posibilidad.

Sus miradas conectaron, y por un par de segundos que parecieron eternos, ninguno de los dos dijo nada, simplemente se perdieron en los ojos del otro.

Tsuyu tragó saliva, sintiéndose algo nerviosa ante el escrutinio de los ojos rubíes sobre ella, y él, desde luego no lo pasó por alto. Ella desvió su vista ligeramente, y decidió finalmente avanzar un par de pasos para poder retirarse del baño y llegar junto a sus amigas.

Sin embargo, en el momento en que pasó por el lado del rubio, éste la atrapó por su antebrazo y la detuvo. No podía mentirse a sí misma; sabía que el chico tenía algún motivo para estar allí, esperándola, y que evidentemente, no la dejaría huir. No fácilmente.

Aunque jamás se esperó que el firme agarre en su antebrazo la condujera con una suavidad inusual, al hueco en la pared que dividía la entrada del baño de mujeres del de hombres. Se vio de pronto, atrapada entre los brazos de Bakugo, que se hallaban estampados contra la pared, uno a cada lado de su rostro.

– "Escúchame, rana" – comenzó, arrastrando las palabras, como si realmente estuviera conteniendo una ira desbordante – "Quiero que te retractes aquí y ahora de la ridícula insinuación que hiciste allá atrás"

Lo último lo pronunció inclinando ligeramente su cabeza, en dirección al salón en el cual antes ambos habían tenido su pequeña "discusión".

– "¿Kero? ¿Sigues molesto porque dije que quizás no te gustaban las chicas?"

Su tono de voz se mantuvo imperturbable, y al mismo tiempo, ante los ojos del rubio ella parecía no estar ni una pizca de nerviosa, incluso al encontrarse acorralada entre él y la pared. Como si no le intimidara en lo absoluto.

– "¿Acaso tengo cara de que me gusten los malditos hombres?"

Tsuyu se tomó un momento para observarlo detenidamente, aprovechando que lo tenía a una cercanía considerable. Tenía el ceño fruncido, como era usual, y como había estado desde que lo encontró en la entrada del baño, pero a pesar de ello, reparó en sus ojos afilados, sus orbes rojizas e intensas que en ese momento se centraban solo en ella.

Sus ojos negros le delinearon el contorno de la mandíbula pronunciada, deteniéndose un momento en sus labios, ligeramente apretados para complementar su expresión furiosa. Observó también la cabellera rubia y salvaje que caía desordenada por encima de su frente; en la actualidad, traía el flequillo algo más largo, y el cabello de la nuca ligeramente más corto. Recordaba muy bien que su estilo de cabello había cambiado una vez que cumplió los 18 años.

"Tu tipo de chica" | Katsuyu two-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora