El portal se abrió en otra ciudad de piedra. 

La ninfa caminó al centro de la plaza para recoger el paquete, sujeto por dos estatuas que asemejaban a unos reyes. Siempre la mandaban a estos planos desiertos a recoger los encargos pero jamás había visto dentro de la caja. Tal vez tendría que haberlo dejado así.

Los devoradores salieron en cuanto levantó la solapa. 

La segunda vez que se abrió el porta, una nueva ninfa caminaba hacia el paquete cerrado.

Relato de un mundo muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora