PRÓLOGO

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Tengo la certeza de que todos los seres pensantes en el universo, llegan a tener algún sueño en la vida.

Algo así como un logro o una meta que desean alcanzar.

Yo sueño con ir al planeta tierra por primera vez.

Y sé que sonará extraño, pero la verdad es que nunca he tenido la oportunidad de ir hasta ese lugar, solo la he podido observar desde las nubes; cosa que no es tan mala, pero no es lo mismo.

―¿Felipa? ―preguntó alguien detrás de mí―. ¿Podrías venir acá un momento?

Me levanté de las nubes en las que estaba sentada, sacudí mi vestido; y me apresuré para saber qué necesitaban de mi―. Aquí estoy, padre, ¿qué sucede?

El hombre frente a mí esbozó una pequeña sonrisa. Parecía estar emocionado con algo―. ¿Cómo está la tierra el día de hoy? ―fijó la vista en las nubes que usé hace unos segundos―. ¿Viste algo interesante?

―¡Muchas cosas, la verdad! ―admití con alegría, pensando en todo lo que había descubierto hoy―. Pude ver que mis hermanos mayores se volvieron unos expertos en sus trabajos de ángeles guardianes, ¡y solo llevan pocos meses trabajando! Y ni hablar de sus respectivos humanos ―dí un par de giros dejándome llevar por la emoción―. ¡Papá, y debo contarte el descubrimiento que hice de las emociones humanas!

―¡Wow, hija! Puedo ver que aprendiste mucho hoy ―dijo él, felicitandole y celebrando junto a ella―. Pero, no te preocupes por eso, mi pequeño ángel. Ya podrás contarme todo luego de que regreses de tu viaje a la tierra.

―¡Pero es que aún no le cuento...! ―Mi voz se detuvo en seco, al procesar por segunda vez sus palabras en mi cabeza―. Espera... ¿Qué acabas de decir?

Mi padre soltó una carcajada al ver mi cara de confusión, acercándose a mí para sostener mi hombro y anunciar lo siguiente―. Dije, que irás a la tierra, mi nuevo ángel guardián.

FELIPA, un ángel novato en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora