Prólogo

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«No eres nadie y nunca lo serás. Nadie te querrá.»

No dejan de repetirse esas palabras, una tras otra y vuelta a hacerme daño. Las silenciosas lágrimas ruedan de mis ojos hasta caer por el hueco de mi cuello. No aguanto más toda esta mierda. No soporto mi vida. ¿Cuándo acabará esta tortura? Hoy es el día de Nochebuena y me siento la persona más desgraciada de todo el planeta. Ya sé que debo agradecer que estoy viva, pero ¿a qué precio? Ojalá poder ponerle remedio en este mismo instante. Tengo 14 años, una niña de 14 años sola en este mundo no puede hacer gran cosa. Intento estudiar y ser la mejor de mi grupo para así escapar de todo esto cuando cumpla la mayoría de edad y pueda ir a la universidad.

La noche de hoy puede ser añadida a la lista de los peores días de mi vida, que no son pocos. Cuando me desperté supuse que hoy sería un bonito día en familia -con la familia de acogida con la que estoy ahora por supuesto- y cenaríamos todos juntos sentados en la mesa del comedor. El maldito problema fue pensar que ellos creían que yo era parte de su familia. Tenía que haber sabido que no me sentaría con ellos en la mesa y que no disfrutaría de la comida especial para un día como este.

Me meto bajo las sábanas y lloro contra la almohada para que no me escuchen. En su opinión me gusta mucho llamar la atención y ser una caprichosa. Cosa que no me puedo permitir ya que solo soy una menor más que pasa de casa en casa de acogida. A mí no se me permite reprochar nada. Tampoco es que pueda cambiarlo, ¿dónde puedo cambiar a la madre y al padre que tengo? No puedo y nunca podré hacerlo.

Cuándo creo que me he calmado un poco me destapo la cabeza y me giro hacia el lado para poder mirar por la ventana. Hace una noche preciosa, para ser invierno se ven un montón de estrellas en el cielo. Me encantan las estrellas, todas son preciosas, brillan todas a su manera y cada una es capaz de dirigir un sistema completo de planetas.

De repente una luz atraviesa el cielo. Una estrella fugaz. Tengo que pedir un deseo. ¡Ya sé! Ayer vimos una película por la televisión, trataba sobre un romance navideño. Los dos jóvenes se enamoraban locamente en una cena de Navidad donde se juntaron las dos familias. Pasaron esa noche entre cariños, regalos y comida. A partir de ese día establecieron una relación y tuvieron discusiones, pero siempre lograba ganar su amor por el otro. Consiguieron formalizar su relación, estudiaron y todo ese cliché de vivir felices y comer perdices.

Yo quiero eso... Quiero tener mi propio "vivieron felices y comieron perdices". Ese es mi deseo. Quiero sentirme amada por alguien, pero no como papá y mamá se amaban. Quiero un amor de verdad, uno que no me haga daño. Uno con el que pasar el resto de mi vida, que no me abandone cuando más lo necesite y pueda apoyarme en su hombro cuando me haga falta. Y que yo pueda hacer lo mismo por él, que sea correspondido.

Vuelvo a girarme y miro al blanco techo. Quizá esta estrella sea un presagio de buena suerte -porque mala no puede ser, no creo que haya nada peor-. Sé que Papá Noel no existe, mi padre me estropeo la magia de la Navidad años atrás, pero... ¿Y si esa estrella era como mi Papá Noel particular? ¿Se me cumplirá ese deseo? ¿Mejorará todo en algún momento? Más y más preguntas sin resolver.

- Eva, levántate de la cama y haz la maleta. Mañana te irás a otra casa, acaba de llamar la trabajadora social.- Sin previo aviso mi "madre" de acogida temporal entra sin golpear la puerta y así como me comunica eso se marcha.

Suspirando aparto las sábanas y me dirijo al armario y saco la pequeña maleta que me sirve para transportar de allí para acá cada una de mis pertenencias. Soy un un poco bastante maniática de la organización así que empiezo por la ropa, sigo con el neceser con mis cosas de aseo y termino con los objetos más personales. Lo guardo todo hasta tenerlo todo al completo, menos algo. Siempre lo dejo para el final. De debajo de la cama saco un pequeño baúl que es poco más grande que mi mano. Me siento en la cama y lo apoyo en mi regazo para poder abrirlo.

Al abrirlo una mezcla de sentimientos se me arremolinan alrededor del corazón. Lo primero que saco es una foto de fotomatón donde salimos los tres. Es la única que guardo. Parecemos una familia de las que se quieren y no discuten cada día de una forma salvaje. En una papá me tiene en el colo y mamá me da un beso cariñosa en la mejilla, en otra los dos me besan las mejillas.

Las lágrimas vuelven y me emborronan la vista así que para no estropear la foto la vuelvo a guardar. Cuando las únicas lágrimas que dejo que salgan acaban vuelvo a sacar otro objeto : un espejo de mano. Era de mamá. Cuando me lo regaló me dijo que era mágico, que cuando me mirara podría descubrir algo nuevo de mí. Un lunar nuevo, o un grano, o si me encontraba triste, feliz o emocionada. En este momento solamente me vi a mí, una versión de mí que no me gustaba. Tenía los ojos rojos y mi pelo estaba todo alborotado. Si no lo veo, no existe, así que devuelvo el espejo a su sitio y me niego a mirar más en el baúl. En el baúl de los recuerdos. En el de las penas.

- Eva, dice mi madre si ya has recogido tus asquerosas cosas. - Que manía con no tocar la puerta antes de entrar. También hizo énfasis en la palabra mi, porque yo solo soy una intrusa y ellos me lo tienen que recordar cada puto segundo. - Mañana vendrán temprano a por ti.

Cuando la hija de los señores de la casa vuelve a respetar mi espacio personal me tiro en la cama con fastidio.

«Que me toque gente buena mañana, por favor...

Por favor.»

Hellouuuu, hellouuu lectores

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Hellouuuu, hellouuu lectores.

Primero, muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia cortita. Es mi primer bebé que ve la luz y estoy que doy saltos de alegría por todos lados. También estoy nerviosísima por eso mismo. Ya habéis conocido a una de mis hijas, Eva... Y solo puedo desear que la améis y la cuidéis tanto como yo. Estoy disfrutando un montón la experiencia de publicar mi primer librito por aquí.

Por otro lado decir que esta historia forma parte del concurso "Estrella de Diciembre" #VALKICOSMOS2021 No puedo estar más agradecida a todo el equipo de Valkira y Cosmos literarios por brindarme a mí y a otras 19 personas esta oportunidad. Ha sido todo un reto para mí escribir una historia en tan solo 10 días y si os digo la verdad creí que no lo lograría... Pero aquí estamos jajaja

En mis redes sociales podréis ver contenido exclusivo antes de que publique los capítulos restantes por aquí y cualquier duda, comentario...Cualquier cosa podéis contactarme por allí y por aquí. Os leo siempre <3

Os quiere y os adora por siempre,

Minervagirl.

Te he pedido por NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora