Prologo

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Mujer de alas, no de jaulas.

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Prologo

Tocaba las flores blancas con algo de aburrimiento, la colina en la que me encontraba estaba llena de distintos tipos de flores. Todo era muy tranquilo, quizás por que estábamos lejos de la ciudad. Lo cierto era que todo se sentía apacible, casi como estar en casa.

A pesar de tener una compañía no deseada, me sentía algo tranquila.

—¿De verdad no deseas hacerlo conmigo?

Aún no lo entendía. ¿Qué razón había para que estuviera persiguiéndome y diciéndome esa clase de cosas?

No lo sabía.

—Ya te he dicho que no.

—No entiendo por qué eso es un problema.

—Ya te expliqué por que no quiero —repliqué con algo de enfado, el chico frunció las cejas molesto —No voy a hacerlo.

—Todo es por que soy inexperto, ¿cierto?

—Si, es por eso —contesté al instante, tajante —Busca a alguien más, debe haber alguien que esté aburrida y quiera divertirse contigo.

Dejé de mirarlo y preferí sorprenderme con la vista que tenía enfrente, donde se podía ver la ciudad. Ya había tenido una discusión antes y no quería seguir molesta, por que se supone que por eso había venido aquí.

—De acuerdo —lo escuché decir —¿Qué pensaran las personas cuando se enteren de lo que haces cuando estás borracha?

¿Qué?

Me levanté de un brinco y lo tome de la camiseta con fuerza, acercándolo a mí con la furia emanando por todas partes. El chico sonrió de medio lado, para nada asustado de la forma tan agresiva en la ahora me estaba comportando. Sus estúpidos ojos celestes brillaron por debajo de sus lentes.

—¿Vas a decirlo? —pregunté apretando su camiseta blanca.

Una jodida sonrisa de medio lado fue lo primero que ví en cuando esas palabras salieran de mi boca. Esto era lo único que el quería y si que lo estaba logrando.

—Hazme el favor de soltarme y así podremos hablar como gente civilizada.

Apreté mis dientes sin dejar de verlo. Por un instante considere lanzarlo por la colina, nadie estaba en este lugar, y ninguna persona sospecharía de mí y así podría callarlo para siempre… Sin embargo, no estaba tan loca como para hacer algo como eso. Cargaría con la culpa toda la vida.

Renegando para mis adentros, lo solté de mala gana y di un paso atrás para que la tentación no me ganará. El chico arregló su camiseta con cuidado antes de acomodar sus lentes, dio un paso atrás, observando de reojo la colina.

MI DULCE APRENDIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora