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Lemon Boy; #01

La cabeza me daba vueltas hasta hacerme dudar si estaba despierto o no.
Reconocí el techo de mi habitación en un intento de centrar mi mirada en algo. Al parecer había logrado llegar a la casa de alguna manera, ni siquiera yo sabía cómo lo había hecho.
Los ojos se me cerraron tras recobrar la conciencia.
¿Por qué mi vida no podía ser de otra manera? No… Realmente todo era mi culpa.

*

Las pesadillas habían vuelto recientemente.
Estar atrapado en algún lugar sin poder salir. Las personas lo observaban a él con desprecio.

«Ese inútil de nuevo»

«Bueno pará nada»

«De nuevo está bebiendo»

Con desespero, Shane cubrió sus oídos para no escuchar aquellas voces de nuevo.
Voces que sonaban familiares, pero nunca podía saber quiénes eran realmente…
«Déjenme en paz…»

Abrió los ojos asustado, el sonido de la alarma lo había salvado de nuevo.
Otra mañana, otro día igual a los demás.
Pudo oír la charla que había en la cocina de la casa.

«Lewis me contó sobre el nuevo vecino qué se mudó al campo vecino. Al parecer es el nieto de aquel hombre que falleció»

¿Alguien nuevo? Pensó Shane mientras se frotaba los ojos adormilados.
¿Quién se mudaría a un pueblo desértico como Stardew Valley?
No opinó demasiado y salió de la cama hecho un desastre.
Lo que menos quería era conocer gente. Que le hablarán o molestaran, él quería estar solo y en paz. No gastó su poca energía en arreglarse y salió a la cocina.

—Buenos días Shane.

Marnie ya se encontraba en la cocina preparando el desayuno. En la mesa también estaba Jas quién le dedicó una hermosa sonrisa mientras comía.
Eso le alegró un poco…

Había perdido la cuenta de los meses que llevaba viviendo en la casa de su tía.
Ella le había permitido vivir en la habitación sobrante de su casa mientras la ayudaba con su trabajo en la granja.
Con algo de tiempo se acostumbró a la vida aburrida del pueblo. Aprendió lo necesario sobre las gallinas, pará poder encargarse de ellas y no ser un vago viviendo en la casa.

—Buenos días… Buenos días Jas — Intento soñar algo feliz para Jas, aunque su sonrisa se desvaneció un poco cuando vio el desayuno sobre la mesa — Estoy llegando tarde al trabajo de nuevo… No voy a desayunar hoy.

La comida le revolvía el estómago. Con una excusa como esa podría escaparse sin problema.
Pero la mujer de cabello largo rizado lo detuvo, apenas dio el primer paso pará irse.

—¡Shane al menos toma esto para el almuerzo! — Marnie le obligó a tomar uno de los sandwiches que había preparado — Quizás no tenga hambre ahora, pero quizás luego sí.

Shane odiaba qué los demás se preocupen por él… Sentía que estaba robando el tiempo de las personas con sus problemas

—¡Dije que no lo quiero!

Su paciencia se quebraba en poco tiempo y lastimaba a las personas sin querer hacerlo. Otra cosa por la que se odiaba a sí mismo.

La puerta de la casa se cerró con fuerza, Marnie de nuevo había sido rechazada en su intento de ayudar.
La pequeña Jas solo se mantuvo callada… Ella no podía entender del todo qué era lo que ocurría en su familia.

Lo único qué pasaba por la cabeza de Shane cada mañana era la vaga idea si valía o no la pena volver a despertar el día siguiente.
Siempre llegaba al punto de imaginar lo peor, pero jamás lo hacía realidad… Se sentía como un cobarde incapaz de hacer algo que pusiera fin a su vida.

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