16| Cita Triple

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Mi anterior padrastro fue una mierda. Amenazaba a mi hermano y en pocas oportunidades a mí, nos quería matar, nos asustaba, mi madre lo sabía y no hacía nada. ¿Por qué? Por el dinero.

Hasta que un día, en plena noche de lluvia, el multimillonario Jonh Fuentes de 65 años murió. Manejaba en carretera, el freno no funcionaba y al darse cuenta de lo que sucedió, de por qué no funcionaba, el carro chocó con otro. Provocó la inesperada muerte del individuo.

Mi madre, lloró al enterarse. Sabía lo que hizo en la mañana, cortó cables que daban con los pedales, me enteré al verla haciendo aquella trampa. No le dije nada, lo oculté hasta hoy y para siempre. Nunca conocí a la familia de John, ni me apetece. Era pelinegro, ojos celestes, sonrisa angelical, todo Seattle amó a ese señor.

Jaden. Jaden se parecía a él, los dos tenían sonrisas angelicales, ojos celestes y cabello azabache, a través de ese rostro se escondían esos secretos que nadie podía enterarse, aquellos secretos que sí te enteras vas preso, solo que Jaden se parecía a él, solo eso.

—¡Hija, me voy con tu hermano! —avisó mi mamá, en la planta baja.

Mi mamá se iba a ir a una cita. Nunca la he visto tan feliz, desde ese día que consiguió trabajo al lado del alcalde, se ha vuelto más sonriente y más chistosa, no me gusta, pero a la vez sí. Ver a mi mamá feliz, es una de mis metas.

Iba a dejar a mi hermano con su nuevo mejor amigo, y esa idea me agradaba porque yo tendría la casa sola, y eso significa, hacer lo que se me da la puta gana. Bailar en todo el salón principal, cocinar con Bruno Mars, hacer karaoke, ver película hasta más de las 3 de la mañana. Mi mamá me dio permiso.

Hasta que, Madison se atrevió a mandarme un mensaje, diciendo que era urgente que salgamos porque ella usó mi nombre para su falsa relación, quiso una cita triple y lo obtuvo, jodiendo a su mejor amiga, o sea a mí.

Por otra parte, no quería salir, iba a estar Vinnie. No me he topado con él desde esa vez en el salón de clases, cuando tuvimos esa escena de besos y más. No lo he mirado y me he corrido cuando debía de caminar y pasar por su lado, y todo eso es para la mierda, porque Madison quiso una cita triple y yo asistí porque ella es tan irresistible cuando pone su carita de perrito triste.

Elegí un jean celeste ajustado a mis piernas, un top blanco y mi chaqueta negra, por último mis Vans amarillas. Peiné mi cabello, llorando por cada cabello enredado. Mi perfume lo rocié por todas las partes de mi cuerpo, para no oler a chatarra. Y sin más, abandoné mi casa y entré con una pequeña y falsa sonrisa al coche de Madi.

—Nena, si no tenías ropa, me podías avisar y yo te entregaba. —mencionó dándome un beso en mi mejilla.

Toda la sangre subió a mis cachetes, y mordí mi labio inferior, luciendo una leve sonrisa y ganándome una divertida sonrisa por parte del rubio, ¡¿por qué salí de esa puerta?! No debí entrar al carro.

—Gracias, Mads. —me limité con esa respuesta y miré mi celular. Tecleando cualquier aplicación, porque en realidad no tenía con nadie para hablar, ni tampoco había un juego que me llame la atención.

—Vinnie, ¿puedes ir atrás? Para que Josh pase adelante. —solicitó la rubia. Abrí mis ojos exageradamente y negaba con mi cabeza, izquierda a derecha. Él asintió. Mi hora de muerte llegó.

Estoy jodida.

Madison detuvo el coche en la residencia de Josh. Vinnie se pasó a mi lado sin mirarme, pero con una puta sonrisa traviesa. Lo ignoré, mi celular a la vista y diciendo "sí" a cada pregunta de Madison. Josh entró al coche, lo saludé haciendo una seña de asentimiento con mi cabeza. Su perfume se olía a leguas y a admitir, olía bien. Tenía una camiseta negra y unos clásicos jeanes azules y sus Nike blancas.

𝙃𝙚'𝙨 𝙉𝙤𝙩 𝙈𝙮 𝘾𝙧𝙪𝙨𝙝!  ―Vinnie Hacker―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora