Temp 2 - Capítulo 4.

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"Conocido"

No sabía a dónde se dirigía, sólo mantenía su mirada fija en el suelo mientras seguía caminando sumida en sus pensamientos, aquellos que nunca la dejan, ni la dejarán por un largo tiempo.

Sentía que todo era muy injusto, Urokodaki no le habla desde hace ya muchos días, al igual que Makomo y Sabito. Aunque los veía todos los días, ninguno le dirigía ni la más mínima palabra, solo hablaban entre ellos, haciéndola a ella a un lado.

Eso la hacía sentir mal, y algo impotente, sentía que no mericia ese trato por parte de quienes convive, ella también quería poder hablar con ellos, poder tener una conversación amena y empezar a olvidar aquel mal que había hecho en el pasado, pero le era muy difícil, por no decir imposible.

Se ha tomado por lo general las noches para pensar, imaginar, y... Fantasear en un destino que nunca llegará, uno en el que sus padres y hermanos seguían aún con vida, y uno, donde Tanjiro era el antiguo hermano mayor que lo daba todo por su familia.

No el de ahora, uno con que el ya no se habla, ni sabe de él, desde aquel encuentro "familiar" en el hospital hace ya mucho tiempo. El hermano mayor que era, que ella mismo se destino en hundir, cosa que hizo, y muy bien. Desde ahí, no sabe nada de Tanjiro.

Se volvió una buena soñadora, la mejor por así decirlo, escenarios, momentos, diálogos, todo, soñado, esperando que su "sueño" se hiciera real, aunque nunca lo será. Una realidad muy dolorosa, aunque también algo justa.

Sus problemas en la escuela aún seguían, tampoco la dejaban, el mayor de ellos era Rui; quien siempre estaba tras de ella, molestándola, fastidiandola, y sobre todo, aumentando su miseria con cada acción que hacía.

Humillación, tras humillación, todos los días, sin falta, y sin vista alguna de que parara, al menos hasta que ella no cumpla con sus estupideces, cosa que jamás haría.

¿Qué tanto le ve para que la moleste cada que puede? Quería la respuesta, la quería ya, pero nada, no llegaba, ni perece que lo hiciera.

¿Qué le ve? No lo sabía, también quería esa respuesta. La quería. La necesitaba.

¿Por qué ella? ¿Por qué no otra persona? ¿Por qué tenía que ser especificamente?

Tantas preguntas, cero respuestas.

Muchos estudiantes pasaban a su lado mientras ella seguía su camino con un rumbo aún desconocido.

No quería ir a su salón de nuevo, aunque estaban en receso. No se sentía con las ganas de estar dentro de esas cuatro paredes escuchando a un profesor hablar.

¿Saltarse las clases? Lo estaba considerando.

¿Ir hablar un rato con su ahora nuevo amigo Genya? No lo sabía, podría estar ocupado y no quería molestarlo. Así que decidió no buscarlo.

Podía escuchar varios alumnos hablar entre sí, moda, deporte, ¿amoríos?, ¿parejas? Cosas que no le interesan hasta el momento.

Pudo ver a un pequeño grupo, eran cinco; dos chicas, tres chicos.

Hablaban felices, sus conversaciones se oían a muy poco volumen, pero por sus expresiones faciales se veía que estaban bien entre ellos mismos.

Y nuevamente su mirada volvió a estar clavada en en suelo del pasillo. Pasaría de largo, tal y cómo lo hacía con todos los que estaban a su alrededor.

En Busca de la Felicidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora