capítulo 1

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Hora local: 11 a.m.

Estado de Wistlon

Las horas transcurren lentamente y el viento se escabulle a través de los amplios y hermosos campos cubiertos de nieve, mientras observo desde el auto aquel nublado y espeso cielo, en el que el sol se filtra y resplandece  los árboles  rodeando el envejecido camino, donde el invierno se asienta y las grietas emergen como  notorio paso de los años.

El alrededor está fundido en una infinita naturaleza, cada parte de ella unificada para crear hermosas vistas que yacen a nuestro lado, esperando ser admiradas , amadas y recibidas por quienes osen pasarse por ese lugar.

Sé que no falta mucho en llegar; los antiguos faroles de estilo clásico, que adornan e iluminan la via , me lo advierten. Sus largas estructuras metálicas resaltando junto al grabado de una rosa azul; haciendo más evidente que una vez atravesemos el Glan: un puente de roble oscuro construido hace algunos diez años. Llegaré finalmente a la razón por la que mi insomnio prevalece.


Habían sido días extenuantes , entre la agonía y el cansancio que fluye por mi cuerpo , extinguiendo hasta el mínimo rastro de energía, para poder llegar aquí. Cada segundo cuestinadote como sigues respirando ante la conmoción , y  aferrarse al hecho de que esto valdría la pena , es la única opción. Por lo que vuelvo a la vida  cuando más allá del Glan, se eleva una lujosa entrada de altos muros que resaltan en la distancia , y perduran en la cercanía. Su belleza cautivandome mucho más al bajar del auto.

El aire frío me recibe con destreza  y me estremesco al momento en que mis botas tocan la nieve  firme de los suelos , presenciando como todo se sumido en maravillosos tonos blancos.

—Es increíble que hayas vivido aquí toda tu vida , y nunca lo supe.

Bufó sin tener que voltearme a ver. Él esta a mi lado , conservando la diversión en su tono,  y su expresión impasible.

—Supongo que no vamos por ahí diciendo que vivimos en un pueblo a millas de distancia , si no es necesario, Dalton.—Defiendo y él sonríe acercándose. El azul oscuro en sus ojos resaltando junto a los mechones oscuros que escapan de su capucha y decaen sobre su frente.

—Gracias , de haberlo sabido no hubiera dejado mis aposentos en Francia , para viajar más de dos días a conocer a la prestigiosa familia Lerman.

Dios , que irritante.

—Fue tú decisión.—Me encojo de hombros.

No dice nada y simplemente pasa sus brazos por encima de mi para abrazarme.

—No entiendo como es que eres mi mejor amigo, eres tan exasperante.—Digo contra su pecho y casi puedo verlo sonreír.

Dalton: mi tan considerado mejor amigo,  no es exactamente de esas personas prudentes que  cuidan lo que dicen o tienen un ápice de consideración por los demás , para el todo es o muy divertido o muy  sarcástico. Nada lo suficientemente serio, por lo que entender como terminamos teniendo una amistad , parece un enigma; tomando en cuenta los opuesto que somos.

—Supongo que talvez es porque siempre has tenido ese crush oculto–obsesivo conmigo , que te obliga a soportarme.

Abro exageradamente mis ojos , empujandole.

—¡Que imbécil eres!.—Puedo ver lo divertido que es esto para él y me da la impresión de que no dirá nada más, cuando noto su mirada en algo detrás de mi , y habla.

—Porque mejor no le presentas a este imbécil, aquellas personas muy similares a ti.—Volteo instintivamente para entender a que se refiere,  y lo veo.

Mi padre, seguido a Melissa y a mi hermano , esperándome bajo la entrada al pueblo. Las lágrimas no tardan en llegar a mis ojos.

—Bienvenida a casa , Cariño.—Dijo mi padre,  y me acerco abrazarle Sabiendo que después de años fuera , hoy estoy aquí frente a todo lo que amo , disfrutando la tranquilidad de regresar a casa,  pero sobre todo de:

Regresar a Lincelf.

(***)

Las primeras horas de la noche resplandecen ante una enorme luna a través de los ventanales del restaurante donde me encuentro.

Dalton permanece a mi lado mientras escuchamos a mi padre parlotear sobre









Entonces

—Claro , si no eras tú  ¿quién más podría ser?.

Silencio.

Silencio,  era lo único que había desde ese momento. Mis manos detuvieron el movimiento de intentar secar la ropa automáticamente , mis ojos se abrieron a más no poder y  levantar la mirada fue mi peor error.

Ahí estaba él.

De pie frente a mi , su sonrisa malévola

La Verdad Que El Bosque Reveló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora