Capítulo 3

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EUNICE

Hoy tenemos un examen muy importante, y Mateo no ha llegado, es muy raro, él debe mantener un buen promedio y si no llega en diez minutos máximo no le dejarán presentarlo.

¿Estará enfermo? ¿Le habra pasado algo? Me dan unas enormes ganas de llamarlo...

Pero de repente se abre la puerta, y sí, era él, solo que no venía con el mismo ánimo de siempre, sus ojos no tenían el brillo que lo caracterizaban, venia cabizbajo y con una tristeza que se le notaba a kilómetros.

Iba a preguntarle por que había llegado tan tarde pero Natalia se me adelantó.

-Mateo ¿Qué te pasa? ¿Por qué llegaste tan tarde? -le pregunto ella con preocupación.

-No me sentía bien, ni siquiera iba a venir hoy. Estoy muy triste.

-Hiciste bien en venir, dicen que las penas pueden aminorarse al ocuparse de algo -le dije con cariño.

-Bueno pero ¿Qué te tiene tan triste?

Él enmudeció por unos segundos, y luego respondió:

-Es que... Camila y yo terminamos.

Natalia y yo quedamos sorprendidas, debo admitir que Mateo me gusta desde que lo conocí, pero en estos últimos meses hemos cultivado una amistad muy bonita, así que sinceramente le dije:

-Que mal, lo siento mucho.

-Si, que mal, yo también lo siento -dijo Natalia con un tono de voz poco convincente- ¿Y por qué terminaron?

-Porque su perrita murió en un accidente, y ella cree que fue mi culpa.

Ambas quedamos aún más sorprendidas y nos miramos extrañadas, luego Natalia, muy directa y sin pelos en la lengua le dijo:

-Para serte sincera, no creo que haya sido por eso, recuerda que ella estaba muy cambiada últimamente, tú mismo me lo dijiste.

Natalia es así, siempre expresa lo que siente sin temor y sin pensarlo dos veces.

Mateo se quedo callado y seguidamente llegó el profesor, presentamos el examen y una vez terminado fuimos por unos cafés (a Mateo le encanta el café, es su vicio favorito) y el que venden en la universidad es delicioso.

Gustavo nos alcanzó, él también notó que Mateo estaba un poco raro y le dijo:

-¡Hey! ¿Se te pegaron las cobijas hoy, no?

-Si, no iba a venir hoy, pero a último momento me decidí.

-¿Y eso por qué?

-Es que... amanecí un poco mal, Camila y yo terminamos, y eso me ha pegado mucho.

-Oye que mal, tenían mucho tiempo juntos y se veían felices, yo pensé que todo marchaba bien.

-Yo hasta hace unos días pensaba lo mismo, pero ya ves.

-Bueno, ya basta de tristeza ¿Qué tal si me acompañan a algunas tiendas? es que mi fiesta es en menos de tres meses y ya saben, son mis dieciocho años así que quiero tirar la casa por la ventana -dijo Natalia emocionada.

-Nati ¿No crees que falta mucho todavía? -preguntó Mateo.

-Ay no, para nada, el tiempo pasa volando y quiero tener todo bien organizado.

-Bueno, yo no me siento bien hoy, así que no te puedo acompañar, lo siento.

Ella frunció el ceño y Gustavo para hacerla sentir mejor le dijo:

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