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Bella Durmiente

Draco Malfoy iba a paso veloz a través de los pasillos de Hogwarts en un intento de deshacerse de dos estudiantes de Slytherin, Pansy Parkinson y Astoria Greengrass, tenía entendido que la segunda era hermana de su amiga Daphne, con quien estudiaba en el Instituto Durmstrang.

Eran una tortura.

Sumado a que ciertos estudiantes de Gryffindor parecían querer pelear con él o con todo aquel que se relacionará con los estudiantes de Slytherin. ¿Qué culpa tenía él que Durmstrang solo aceptará magos sangre limpia? Ninguna, por mucho que sus padres le hubieran metido esas ideas durante años, comprendió muchas cosas sobre el estatus de sangre en las palabras de aceptación que dio Viktor Krum. Al girar por el último pasillo vio en los jardines, brujas y magos de Instituto Beauxbatons jugaban entre sí, era como ver ninfas y hadas.

Vio una figura femenina sentada entre rosas y árboles, ella no estaba participando en nada, parecía estar durmiendo en medio de la fría tarde, reconoció el cabello rizado que se movía con la brisa. Se acercó y sentó frente a ella - Bella durmiente, ¿Buscas que un príncipe te despierte con un beso?

Hermione abrió los ojos al escucharlo, era el chico de ojos grises de la madrugada anterior, solo estuvo tratando de dormir un poco antes de ir a una clase aburrida de Hogwarts. - Príncipe encantador, ¿Acaso eres el voluntario?

- ¿Quieres que lo sea? - Draco no puedo evitar morder suavemente sus labios en afán de provocarla.

Ella soltó un bostezo, cerró los ojos, extendió los brazos sobre su cabeza en un afán de relajar sus músculos que estaban doliendo por la rígida posición, sintió un peso sobre su pecho y escuchó voces femeninas, abrió los ojos para ver a Draco aferrándose a ella como si fuera su salvavidas. No pudo evitar sostenerlo de los hombros en un intento de separarlo, mas las voces la asustaron por lo que olvidó su cometido inicial.

- ¿Draquito, tienes novia? - era una estudiante de Slytherin, de cabello negro y ojos verdes. - ¿por qué no lo dijiste? ¿Cuál es tu familia, niña?

-¡Pensé que yo sería tu prometida! - exclamó la muchacha más baja de cabello castaño. - ¡No puedes humillarme así!

Detrás de ella iba una alumna de Durmstrang, lo sabía por el uniforme y su porte militar, sus cabellos rubios perfectamente peinados en una ajustada trenza que parecía una corona sobre su cabeza.

- Draco, me llevaré a mis maleducadas familiares, siento las molestias - La bruja la miró con una sonrisa en sus labios, le guiñó, posteriormente usó magia para quitarles la voz y de esa manera ellas la siguieron.

De inmediato Draco se separó del pecho de Hermione. - Siento esto, yo...

- Así que el nombre de mi príncipe encantador es Draco. - Admitió ella, obviando el hecho de que estuvo demasiado cerca y sobre ella, no era buena tratando esos temas. - ¿Significa Dragón?

- Sí, mi madre lo eligió, es una tradición de los Black colocar nombres de estrellas y constelaciones. - Admitió Draco, no sabía cómo reaccionar cuando ella claramente estaba ignorando lo sucedido - Lo que acaba de ocurrir...

- Mi nombre es Hermione, como una princesa griega, es la tradición de la casa Dubois usar nombres derivados del latín o que estén en la historia. - Omitió contarle de su apellido paterno y que era pariente lejana del pocionero Hector Dagworth-Granger, decirlo la haría ver como una arrogante.
Solo mencionar el apellido de su madre hacía que la vieran como una alianza matrimonial, su madre era vista como una viuda rica que casi podía rivalizar con la Sra. Zabini.

- ¡Hermione, Madame Maxime nos llama! - la voz de Lorette los sobresaltó, se abrió paso en los rosales y los vio demasiado cerca - Lamento interrumpir, pero es urgente.

Hermione se puso en pie apresuradamente, se despidió tan rápido como pudo para seguir a su amiga. Lorette miró con frustración a su amiga que iba delante de ella negándose a hablar de lo ocurrido entre los arbustos. ¿Habría hecho algo malo? ¿O fue tan bueno que no podía decir nada?