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Había pasado un mes desde el fallecimiento de mi padre.
Me encantaría decir que todo estaba bien, pero estaría mintiendo.
He llorado todo estos días al grado de quedarme dormida en los brazos de Aidan o incluso en la almohada.
Se me hizo costumbre de visitar a mi madre todos los domingos, Emma se estaba quedando con ella para no dejarla sola y era algo que apreciaba mucho.
Aidan, Joe y Ben e incluso los niños habían sido de gran apoyo para mi, ninguno me ha dejado sola, están siempre al pendiente de mi. Aidan literalmente casi vive con nosotros, todos los días esta ahí conmigo.
Por otro lado las cosas con Lucas ya estaban bien, me pidió disculpas y me dio un gran abrazo por lo de mi padre.
Sinceramente ahora no estoy para pelear con nadie, me estoy concentrando más en mi y en mi familia que es lo más importante.
Lo peor de todo esto es que: Hoy es mi cumpleaños.
Eran alrededor de las 10:40 a.m. y yo aún seguía en la cama, sin ánimos de levantarme.
—Feliz cumpleaños a ti...—se escucharon varias voces cantando a la misma vez.
Fue imposible no sonreír bajo las sabanas.
—Feliz cumpleaños _____, feliz cumpleaños a ti.
Me quite las sabanas de la cara para sentarme en la cama y observar a Ben sosteniendo un pastel con velitas de colores junto con Joe, Aidan y los niños.
—¡Sopla las velitas, mami!—chillo Dylan emocionado mientras daba saltitos y aplaudía.
Ben se acerco a mi con el pastel y lo acerco a mi rostro para que pudiera apagar las velas. Al hacerlo todos aplaudieron.
—Les dije que no quería nada—suspire.
—Sabes muy bien que a él no le hubiera gustado verte triste y menos en tu cumpleaños, Lucy.
Baje la mirada recordando aquel momento.
—¿Los medicamentos ya te están haciendo efecto?—pregunte.
—Ya se esta acercando tu cumpleaños, _____—dijo ignorando mi pregunta.—¿Emocionada?
—En realidad , no.—baje la mirada.
—¿Es por mi, verdad?—pregunto él, acariciando las cabezas de los niños.—No debes dejar que lo mío te impida disfrutar tu vida, Lucy.
Esta bien papá; eso hare, lo intentare por ti.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por los dos pequeños que gatearon el la cama hasta llegar conmigo y abrazarme.
