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—Infinito en misterio es el don de la diosa, lo buscamos y nos alzamos al cielo...

—...Ondas se forma en la superficie del agua...— Tu voz apenas salía sin cortarse en medio de la oración. Tu corazón latía fuertemente, hasta tal punto de que podías jurar escucharlo.

—...El alma errante no conoce descanso.

Genesis alzó la mirada del libro hacia ti, como estaba a contra luz sólo podías ver su silueta pero su voz era inconfundible. Se levantó y caminó hacia ti. Lo primero que hizo fue abrazarte, fuerte, hundiendo su rostro en tu cuello.

Le abrazaste esperando que esta vez no se te escapara de las manos. Lo extrañabas más de lo que podías expresar con meras palabras. Cuando se separaron unos centímetros, Genesis acarició tu mejilla y se inclinó para besarte.
El momento fue interrumpido con pasos apresurado tras de ustedes. Se separaron y viste a Tseng acercarse, se detuvo a tu lado unos segundos y luego se dirigió hacia un tanque con un líquido verdoso dentro.

—La tumba en la casa, encontramos los restos de nuestra gente allí.

Genesis suspiró.

—No costó mucho hacer que rellenaran informes falsos. — Apartó la mirada de ti. —Sólo unas pocas amenazas.

Este no era el Genesis que conocías. Claro, siempre había hecho lo necesario para llevar a cabo un objetivo, pero ¿cuál era el objetivo de Genesis al matar a toda esta gente?

—Tus padres incluidos. —Continuó Tseng.

Giraste tu cabeza hacia Genesis. Lo viste esbozar una pequeña sonrisa.

—Mis "padres" me traicionaron, desde el principio. —Hizo una pausa, inhalando. —Pero qué sabrías tú... ¡Perro de Shinra! —Alzó su mano y en esta había fuego y para tu sorpresa lo lanzó contra Tseng. Este fue lanzado hacia atrás por el impacto. Su ropa comenzaba a chamuscarse.

—Genesis.. —Su nombre salió como un susurro.

—_______________, ven conmigo. Aléjate de Shinra.

Retrocediste un paso. Claro, le seguirías, seguirías al Genesis que extrañabas, aquel que te dejó recuerdos en la piel ese último día, pero este no era Genesis.
Retrocediste otro paso.
Tseng se estaba intentando poner de pié así que rápidamente te acercaste, tomando su brazo y jalándolo hacia arriba.

—Ha-han ordenado un ataque aéreo sobre Banora...— Dijo en voz baja. —¿Estás segura que no queda nadie en la aldea?

¡La mamá de Angeal!

—Ve. —Dijo y se puso de pie.

Le soltaste su brazo y miraste a Genesis. Cuando estábamos por correr, te detuvo hablando.

—Ya veo...—Su voz se notaba algo apagada. —Respetaré tu decisión pero contéstame esto. ¿Puedes seguir viviendo de ese lado?

Giraste tu cabeza para mirarle, querías responderle, y quedarte allí, pero no había tiempo que perder.

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Tus pulmones se podían estar saliendo por tu boca pero seguiste corriendo. Shinra había dado la orden de bombardear Banora para quitar todo rastro del pequeño incidente con Genesis y tenías que salvar al menos a una persona. Tseng había quedado atrás ocupándose de unas criaturas que atentaban con ralentizarte.
Cuando llegaste a la puerta de la casa de Angeal, esta estaba abierta, y el cuerpo de su madre en el suelo. ¿Genesis la había mandado a matar? Diste un paso dentro de la casa, acercándote al cuerpo para examinarlo mejor. La expresión en el rostro de la mujer era serena, como si hubiera abrazado a la muerte como un amante y se fuera con ella.

El sueño de Genesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora