04 | Clases de patinaje

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Capítulo 4

Clases de patinaje


McKayla

Han pasado dos semanas desde el pequeño incidente que tuve con la nariz de Nathan Campbell (que al final no fue tan terrible como pensaba) lo que significa que faltan tan sólo dos semanas más para mi competencia en Francia. Hoy es sábado, pero durante la semana mi madre ha decidido aumentar aún más la duración y la intensidad de nuestras prácticas privadas, y mi cuerpo se ha encargado de que lo sienta.

Son las ocho de la mañana, y me encuentro entrenando por mi cuenta en la pista de hielo del instituto. A mi madre la han llamado desde la federación nacional de patinaje artístico sobre hielo para resolver algunos asuntos que tenían pendientes, que si no quedaban listos no podía irme a Francia, y como estamos demasiado cerca de la competencia no podíamos poner en riesgo mi práctica, por lo que me he quedado acá para entrenar durante estos días.

Por más que me encantaría, y me muero por hacerlo, no puedo saltarme los entrenamientos. Sí, mi madre y entrenadora no se encuentra aquí en este momento para supervisarme o corregirme, pero no puedo arriesgarme a volver a sacar un segundo lugar, no después de la última vez. Tengo que mantener el ritmo de la práctica, y un día de descanso no me haría para nada bien.

Conecto mi teléfono celular a los parlantes de la pista, y le doy play a la música y corro para llegar a tiempo a mi lugar de inicio.

El día de hoy estoy practicando mi programa corto, el cual he tenido algo abandonado este último tiempo. Mi madre lo coreografió con la intención de que sea algo sexy y atrevido, pero no excesivamente para evitar que los jueces me descuenten puntos por inapropiada. No voy a mentir, no me siento para nada cómoda patinando este programa, y es por eso mismo que evito practicarlo cuando hay más gente en la pista conmigo. Pero ahora que me encuentro yo sola, y ni un alma camina por los pasillos del instituto, siento la obligación de tener que practicarlo.

La música comienza, e inmediatamente mi cuerpo comienza a moverse lenta y elegantemente. Me impulso con mi pie derecho y comienzo con el programa.

Antes del primer salto, el cual en este caso también es un triple Axel, tengo que hacer un par de movimientos seductores con mis brazos y mis piernas. Casi como si estuviera aquí, escucho la voz de mi madre en mi cabeza, y como ella me dice: "¡Tienes que hacer gestos atrayentes y encantadores con tu rostro McKayla!".

Por más que lo entrene y lo siga entrenando, no logro ser contínua con el triple Axel. La mitad de las veces que lo salto caigo en las tres vueltas. Esa simple media vuelta que a veces me hace falta está comenzando a sacar a mi madre de sus casillas, y la que tiene que pagar las consecuencias de aquello soy yo.

Las chicas contra las que compito probablemente ya lo tienen dominado, y yo sigo temblando cuando lo caigo completo, y eso es algo que me aterra profundamente. Si quiero evitar sacar segundo o tercer lugar, tengo que dominar al triple Axel dentro de las dos semanas que me quedan. Para lograr eso, tengo que bajar de peso, de esa forma será más fácil impulsarme en el aire, y dar tres vueltas y media será pan comido.

Alejo todos esos pensamientos de mi cabeza y me concentro en lo que estoy haciendo ahora mismo. Acelero, preparándome para saltar el triple Axel y esperando ser capaz de caerlo limpio y completo en esta oportunidad, pero mientras me encuentro dando la segunda vuelta en el aire el sonido que hace la puerta de la pista al abrirse me distrae, y termino cayendo apresuradamente, con mi pie mal colocado e inestable, resultando en mí golpeándome contra el hielo.

—¡Ahg! —me quejo llevando instintivamente las manos hacia la parte trasera de mi cabeza. Dios, me he dado un buen golpe.

Examino brevemente mi tobillo. Cuando caí el salto apresuradamente pude sentir como se me dobló, llevándome a perder el equilibrio, dándome de bruces contra el hielo. Me duele un poco cuando lo toco con mis dedos, y temo por lo peor. Lesionarme con la competencia a la vuelta de la esquina es lo peor que podría pasarme a estas alturas, sobre todo con mi madre fuera de la ciudad.

Hielo Ferviente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora