19 | Cena en la casa Campbell, y otras cosas

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Capítulo 19

Cena en la casa Campbell, y otras cosas


Nathan

Hoy es viernes, lo que significa que en un par de minutos McKayla llegará a cenar, y por alguna razón eso me tiene nervioso.

MUY nervioso.

Mi mamá está cocinando unos sándwiches de pollo, que se le dan de maravilla, y papá ya dejó la mesa puesta para la cena. Lo único que falta es que ella llegue.

Con todas estas ansias me siento como si la mismísima reina de Inglaterra fuera quién viene a cenar a nuestra casa.

Ninguno de mis dos hermanos va a estar para la hora de la cena; Rosie esta noche saldrá con su novia, y Eric tenía una junta con sus compañeros de la universidad para estudiar termo-nosequecosa, por lo que solo seremos mis papás, la chica de los patines y yo.

Espero que McKayla no malinterprete esto y piense que esta es una cena íntima, ya que eso no es lo que tenía en mente al invitarla. Yo tan solo quería recuperar un poco del tiempo perdido en las vacaciones, fueron dos semanas en las que no supe absolutamente nada sobre ella, y me preocupo. No quiero que se le pase por la cabeza que yo hice esto para tener una excusa para presentarle oficialmente a mis padres, así como pasa con los novios y las novias; esa realidad está definitivamente muy lejos de lo que pasa entre McKayla y yo.

Sí, bastante lejos.

El timbre de la casa suena, y agradezco mentalmente por eso ya que no sé en qué cosas hubiera terminado pensando mi cabeza si no se veía interrumpida por alguna otra cosa, como en este caso fue, oportunamente, el brusco sonido del timbre.

Abro la puerta con más emoción de la que me gustaría admitir, y ahí se encuentra ella igual que todos los días, tan radiante pero frágil al mismo tiempo.

—Hola —susurra, haciendo un leve movimiento de mano.

—Hola —respondo, sin contener mi sonrisa.

La miro de arriba abajo sin poder evitarlo. Hay algo diferente en ella esta noche, pero me gusta. Está distinta en el buen sentido.

El contraste que hace su pálida piel con la oscuridad de la noche hace que se vea jodidamente bien ahí parada en el porche de mi casa. Una pequeña brisa sopla por detrás de ella y le agita un poco las puntas de su oscuro cabello.

Cuando me dan ganas de decir algo caigo en cuenta de que en todo este tiempo no le he podido quitar los ojos de encima, y tampoco nos hemos movido de la puerta principal. No me llamaría un experto en estas cosas, pero si sé que es algo raro no haberla hecho pasar después de todo el tiempo que lleva ahí parada, sobre todo si consideramos que ninguno de los dos ha pronunciado palabra. Es por eso que me hago a un lado sin decir nada y ella cruza el marco de la puerta con esos delicados pasos tan característicos de ella.

Mis ojos la siguen a la vez que ella cruza el pasillo hacia el salón de la casa. Ahí se encuentra con mi mamá, quien la estaba esperando para saludarla tan cariñosa como siempre. Ella le da un abrazo como suele hacerlo con cada persona que saluda, y por más que a la chica de los patines le tome todas sus fuerzas corresponderle, lo hace. Es ahí cuando me fijo en la ropa que trae puesta, y que no son prendas que ella suele usar; trae unos jeans color negro que se ajustan a la forma de sus piernas en lugar de las calzas deportivas que siempre usa, y en reemplazo de una de sus típicas sudaderas monocromáticas trae puesto un sweater de lana verde esmeralda que resalta el tono pálido de su piel.

Hielo Ferviente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora