29 Días antes

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Una no muy alegre ojiverde despertaba ante el sonido insistente de su alarma. No espero mucho para acercar su brazo derecho y presionar en la pantalla de su celular el botón de apagado.

Se estiro sobre su cama, y abrió despacio sus ojos cuando termino de tallarlos con la suavidad de las yemas de sus dedos. Dejo salir un largo bostezo y se sentó. Miro la luz entrando por su ventana saliendo por fin de la cama.

Un baño con agua tibia le ayudaría mucho para poder despertar y estar lista para su largo día en la Universidad.

Una hora mas tarde, la ojiverde ya se encuentra en la mesa desayunando con su familia, el Sr. Jauregui no espero que terminaran de dar las noticias locales sobre el descubrimiento de la cabina, directamente les contaba lo que el sabia y había visto.

Michael: No es tan grande como se ve en la televisión, es aun mas pequeña, parece indefensa, pero quieren estar muy seguros de que se trata, pues ni los radares la detectaron cuando comenzaron con la excavación.

Todos sus hijos lo miran con atención, pero fue su hija mayor Lauren quien soltó la primera pregunta cuando su padre termino de contar sobre la cabina.

Lauren: ¿No sería mas fácil retirarla y continuar su investigación en otra área?

Micheal: Podría, si. Pero al desconocer que contiene y lo que es, no lo harán. Desconocen su material, y siguen sin encontrar algún rastro de entrada. Es como un cubo gigante y muy pesado. Que por cierto, no los quiero ver mucho por ahí, estará llego de profesionales que no admitirán la curiosidad como algo natural.

Sin hacer mas larga la mañana, cada uno de la familia Jauregui fue a hacer su vida como cualquier otro día.

Lauren pasea por los pasillos de la Universidad, encontrándose con algunos compañeros de su preparatoria. Como un día cualquiera, al finalizar su clase de Sociales, salió del aula para dirigirse al baño mas cercano.

Cruzando la puerta, se encontró con una morena sangrando del labio limpiándose frente al espejo. Sus ojos conectaron, pero Camila no menciono nada al respecto. Lauren sabía perfectamente porque algunos chicos golpean a la morena. Aunque no es un secreto para nadie, quien la conoce sabe que es la rarita de la Ciudad.

Lauren ingreso al primer cubículo que encontró, espero un rato esperando que la morena saliera, y cuando lo hizo, pudo volver a respirar con normalidad. Estaba segura que negar algo es mejor que aceptarlo. ¿O no?

Para su suerte, su última hora de clase la compartía con Camila. Al verse de nuevo cerca la una de la otra, la ojiverde diviso con atención como el labio seguía inflamado, pero al menos ya dejo de sangrar.

Sabía cuanto su padre ayudo en los primeros años a la morena, pero no había mas palabras que gracias y de vuelta a la realidad.

En el momento que el maestro indico que podían salir de clase, Lauren se aseguro de quedarse unos segundos mas para esperar a Camila. Saliendo una detrás de la otra, notaba su andar, y como de la mochila de la morena salía una hoja de dibujo.

A pesar de su gran confianza en si misma, la ojiverde no entrego el dibujo, se lo quedo analizando cada parte de el. El detalle de la imagen es digno de para cualquier artista que se dedique a la pintura, extrañamente sentía que lo que sus ojos están viendo resulta bastante familiar.

Para ser algo nuevo, siguió sus instintos, y olvido por completo las palabras de su padre. Dirigiéndose a gran velocidad sobre su bicicleta hacía el nuevo parque.

Dejo la bicicleta anclada en la zona para las mismas. Colocando el seguro por entre el final y el inició de la cadena. Miro a su alrededor esperando que nadie la viera.

Se fue acercando sigilosamente hacía la cabina, tomo mucho valor para correr cuando dedico tiempo en observar el cambio de guardias cada 15 minutos.

Resbaló un poco ante la profundidad de la excavación, estando muy segura que su cuerpo golpearía con la cabina, cosa que no sucedió, pues al abrir sus ojos ya se encontraba dentro de ella.

Suspiro de alivio, pero no podía creerse estar dentro. No recuerda ni ver una puerta cuando estaba rodando sobre la tierra. Se puso de pie, y miro todo a su alrededor. Las luces brillaron con mayor intensidad que el día de ayer, algo que claramente la ojiverde no podría percatar.

Camino por los pasillos, conociendo el lugar, limpiando algo de su ropa. Llego el lugar de las ventanas, asombrada recordando que su padre nunca comento sobre esto.

"Es como un cubo gigante y muy pesado". La voz de su padre resonó en su mente, pero no podía dejar de admirar cada dibujo, los trazos, la forma de los planetas. Y los garabatos escritos en muchas de las hojas sobre la mesa.

Paso alrededor de dos horas dentro de la cabina, esperando encontrar algo mas que le pareciera nuevo o sorprendente. Busco la salida, pero no esta muy segura si de verdad la cabina tenga una. Tanteo su suerte, y pensó en salir como entro, cerro los ojos y camino directo hasta una de las paredes, cuando sintió el aire fresco sobre su cara, abrió los ojos, y se percato de estar fuera de la cabina.

Subió despacio para no volverse a caer, de nuevo espero al cambio de guardia y corrió a una zona segura. Recupero el aire y la calma en su cuerpo. Miro de nuevo a su alrededor, estando libre, llego hasta su bicicleta, quitando el seguro que conectaba la cadena de seguridad, e irse despacio del nuevo parque.

Cuando llego a su casa, paso directo al baño, termino de sacudir su ropa y salió mas tranquila rumbo a su propia habitación. Se preparo para tomar una siesta ante de la cena, colocando su pijama.

Al recostarse en la cama, recordó a la morena, seguido del dibujo que cayo de su mochila y el gran parecido con los dibujos dentro de la cabina.

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