El Cielo Es El Límite ©

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Siempre he pensando que jamás me enamoraría, he tenido amores efímeros, me considero alguien romántica, me gusta el amor a la antigüedad, con cartas escritas a mano y salidas al cine. En el amor existe el libre albedrío, nadie puede decidir de quien enamorarse. En mi caso, me he enamorado de alguien qué tal vez nunca me dará todo eso.

Sonreí nostálgica mientras veía a mis vecinos, una familia de 4 muy feliz, decoraban su casa con decoraciones navideñas. Recuerdo la navidad del 2013, cuando mis padres y yo decorábamos nuestra casa. Lo extraño, lo extraño mucho. Una lágrima se había escapado, suspiré y me levanté riendo.

Noah me había mezclado las cosas, primero pensaba en él y luego en mi difunto padre. Sonrío una vez más con ironía y limpio mis lagrimas pasándome el dorso de mi mano por los ojos. Saqué mi teléfono para llamar a mi 911.

-Hola, ¿Quieres venir a casa? -Pregunté por el teléfono. Mi voz se quebró, maldición.

-Claro, ¿Todo bien? -La voz preocupada de amiga me hace querer llorar más.

-Si. -logró decir. Sin más que decir Daniela me dice que llegará en unos minutos y terminamos la llamada. Baje a la cocina para preparar chocolate caliente y bocadillos. Amanda limpiaba y nos saludamos amenamente. Después de unos 10 minutos, mi amiga apareció en mi puerta. La abrazo y me siento mal cuando pienso que la hice venir hasta mi casa cuando estamos 8 grados.

-Gracias por venir. -asiente y pasa. Subimos los bocadillos a mi habitación.

-Te conozco. ¿Qué pasa? -Murmura cuando finalmente nos sentamos en el balcón de mi ventana.

-Noah. Ayer en la fiesta de graduación,después de que ignoró por toda una semana. Me dijo "No me gusta verte con ese chico" -imito su voz. -Después de haberle dicho que no quería enamorarme de él, dijo que lamentaba confundirme. -Suspiro cansada.

-Sabes que te voy a apoyar siempre en lo que sea,Noah solo te hará perder el tiempo, sabes como es. El no va a cambiar, tienes una fila de chicos tras de ti. Pero si quieres seguir luchando por Noah,hazlo. -dice y me sonríe con esa sonrisa que caracteriza a Dani, pone un mechón de pelo tras de mi oreja y me abraza, su abrazo es reconfortante y me siento protegida.

-Y... ¿Le dijiste a tu madre de tus problemas de salud?

-Mierda. Lo he olvidado. -Llevó una mano a mi cabeza.

-Bianca, por favor dile a tu madre, hay que salir de dudas, tienes que saber que tienes. -Asiento y tomo un sorbo del chocolate caliente. Así me había pasado la tarde con Dani, entre platicas, lágrimas y chocolate caliente. Después de unas horas Dani se fue y me quedé sola de nuevo. Escuche la puerta abrirse, mamá había llegado, aprovecharé para comentarle sobre mis dudas de cómo me he estado sintiendo.

-Mamá. -La saludó con un beso y ella me abraza.

-¿Cómo te fue? -Le preguntó rodeándola fácilmente con mi brazo, las dos éramos igual de bajitas.

-Muy bien, ya sabes lo mismo de siempre.

-Que bien. Quisiera platicarte de algo.

-¿Que pasa? -Se acuesta en el sillón.

-Hace unos meses que me he estado sintiendo algo rara, como dolor en el cuello, presión en el pecho-empiezo a explicar y recordar lo que me ha estado pasando. -Cuando hago alguna actividad fis...-Escuche los ronquidos de mi madre. Puse los ojos en blanco y la arropé con la manta que posaba en el brazo del sillón, le di un beso en la frente y subí a mi habitación a hacer lo mismo, dormir.

Al siguiente día, me levanté con algo de ánimo. Navidad es mi época favorita, recordé que faltaban algunas decoraciones afuera de la casa. Me aliste y salí con varias cajas de adornos navideños, saqué la escalera y empecé a colocar las luces que faltaban, mis brazos no eran muy largos, así que se me dificultaba un poco colocarlas, pero creo que podía con ello. Todo iba excelente hasta que empecé a toser, toser y toser, había pedido el equilibrio y sentí mi cuerpo caer, pero no sobre algo duro como se supondría que caería, unos brazos habían sido el amortiguador de mi caída.