El omega estaba ansioso, ya era el cuarto día de celo y había estado encerrado dentro de la cabaña todo ese tiempo, sabía que del otro lado de esas fuertes paredes había un gran bosque y la necesidad de salir a corretear era inmensa, pero no siempre las cosas se hacían a su manera.
Los seis chicos que habitaban la cabaña junto a él, temían que si salía en su estado, algo podría pasarle.
El omega estaba consciente del peligro, pues si un alfa se cruzaba en su camino, era imposible que salga ileso.
Lo más probable es que salga vivo, pero con una marca indeseada y un embarazo imprevisto. Por supuesto que no quería eso, no de un desconocido y de esa forma.La verdad es que el corazón del omega se dirigía hacia otra especie, específicamente en un humano, uno alto, castaño, tierno y de linda sonrisa, menor que él - Aunque no parezca - y quien se dedicaba a mimarlo y cuidarlo estos últimos días.
También quien era el que estaba tratando de convencerlo de no salir al bosque. Si, un humano miedoso.
- Por favor Zhannie... ¿Y si sucede algo? ¿Quién te ayudará? Yo lo haría, pero no puedo contra un Lobo gigantón que me arrancará la cabeza a la primer mordida. - Exageraba completamente, pero comprendía, de cierta forma, su temor - No quiero que nada te suceda Zhan...
Zhan sonrió ante la preocupación del más alto, acarició su mejilla tratando de calmarlo, no quería que el humano tema de cosas poco probablemente y no tan exageradas como creía. Si podía ser peligroso, pero sabía defenderse, su condición no sería ningún obstáculo.
No por ser un omega debía ser débil. Oh no, no lo era.
El omega tomó la mano del menor y caminó hacia la puerta trasera, arrastrando al chico con él.
- Pero Zhan...
El rubio se había salido con la suya.
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Un lindo lobo blanco, bastante grande, paseaba y corría entre los árboles del bosque, siempre cerca de la cabaña, a petición del menor.
Zhan se sentía libre, su celo no era tan fuerte y eso le permitía correr tranquilamente. El castaño lo observaba desde lejos, aún le parecía totalmente irreal el hecho de que su GeGe y amigo desde toda su vida, sea en realidad un cambiaformas lobo, muy bello verdaderamente.
Yibo se distrajo de sus pensamientos al ver al bello lobo blanco y de ojos dorados correr a su dirección. Que al llegar comenzó a lamer su rostro, demostrándole lo feliz y agradecido que estaba.
- ¿Qué sucede Zhan? ¿Te sientes feliz? - Decía Yibo mientras reía por las repentinas muestras de cariño de parte del lobito.
De un momento a otro, la bestia lo miró fijamente, para luego echase en la tierra, dándose vuelta, quedando boca arriba, enseñándole la pancita.
Yibo rió por la ocurrencia del animal, acariciando el pelaje de este, observando como este se dejaba hacer, feliz de la respuesta del menor.
Zhan dio la vuelta una vez cansado de la posición, arrimandose al menor, invitándolo a subir a su lomo.
- ¿Quieres que suba? ¿No seré muy pesado? - Preguntaba Yibo dudoso de subirse sobre el animal. - ¿No caeré? No tengo demasiada estabilidad y no es como si alguna vez haya montado un lobo, no creo que eso fuera realmente posible...
Zhan solo volvió a arrimarse y así convencer al chico.
- Ahhh... - Suspiró en derrota - Bien, lo haré, pero si caigo será tu culpa, lobo travieso.
Yibo subió sobre el animal, sosteniéndose del cuello del mismo, aprovechando para acariciar nuevamente el suave pelaje blanco.
El animal, al ver que el chico estaba firmemente sujetado de su cuello, comenzó a trotar lentamente para que este se acostumbrase y no se asustara o creyera que caería.
Yibo reía al ver como la bestia corría esquivando los árboles y ramas que se atravesaban en su camino. Xiao Zhan al ver que su amigo se divertía, decidió aumentar la velocidad, corriendo mucho más rápido y ágil.
El menor solo gritaba y carcajeaba al sentir el viento contra su rostro, y la adrenalina corriendo por sus venas, era una experiencia única.
El tiempo de diversión transcurrió rápido, el sol ya había bajado y las estrellas comenzaban a aparecer.
Al volver, Zhan volvió a su forma humana, siendo arropado con una manta que Yibo había dejado al alcance.
Yibo por un lado, se sentía feliz por haber compartido el momento con su mayor, apurado por cenar, ya que sus amigos lo esperaban con la cena lista.
Zhan, por otra parte, se sentía feliz de que su menor lo haya aceptado, porque si, así lo creía el mayor, el menor lo había aceptado como su compañero.
Porque cuando su lado animal, siendo un omega, mostrando su pancita, se ofrecía como compañero de vida a quien creía su pareja, y si era acariciado de alguna manera, sería tomado como una aceptación.
Solo que el pobre Yibo no tenía la más mínima idea de ello. Aunque eso no sería un problema.
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I'm an Omega
RandomDonde Xiao Zhan esconde un pequeño secreto que lo llevará a una situación poco amigable para él... Pero muy tierna para sus seis amigos. O donde Zhan entra en celo y sus amigos deberán cuidar de él, sin tener idea de cómo hacerlo en realidad. ADAPT...