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Llevábamos dos días en Washington, más que todo terminando de organizar nuestra casa en todo. Debíamos admitir que era mucho más grande de lo que esperábamos, más que todo porque tenía lugares como el jardín y el patio que por el momento estaban completamente vacíos debido a que jamás pensamos que tendríamos tales lugares en nuestro hogar. Nuestros muebles a veces no terminaban de cortar con el estilo de la casa, o al menos eso es lo que mamá decía, y por esa razón estuvimos dos días enteros cambiando muebles de lugar hasta que ella estaba medianamente conforme con lo veía.

—Bien, deja esa mesa ahí... No se ve tan mal, ¿verdad, Reumie? Sí, déjala ahí —opinó mi madre y Areum asintió, estando a tal vez dos minutos de romper mi espalda por la mitad gracias al peso de la mesa.

Sí, era hombre, pero mi fuerza y resistencia eran terribles.

—Mamá, por lo que más quieras dime que no hay nada más para mover, te juro que no siento mis brazos... O mi espalda —me quejé, estirándome en un intento de aliviar un poco la molestia.

—Para tu suerte, sí, creo que es suficiente por hoy —rió mi progenitora, al poco tiempo cambiando su gesto en señal de recordar algo—. ¡Oh, Tae, Reum! Casi lo olvido... Su padre me pidió que les dijera que hoy fueran a registrarse a la escuela... Vamos a ver si las clases de inglés intensivo les sirvieron de algo.

Claro, olvidé mencionarlo. Cuando nos dijeron que nos íbamos a mudar y Areum y yo sabíamos menos inglés que una piedra, el campamento militar de papá se ofreció a darnos clases de inglés, y por supuesto que mis padres dijeron que sí. Alcanzamos un nivel básico, apenas entendíamos lo que los americanos decían, pero eso era mejor que nada. Lo que más les preocupaba era que nuestro nivel de educación no alcanzara al que tenían aquí en Estados Unidos, sobre todo Areum, que al ser una chica y estar en medio de la guerra su educación se vio perjudicada a estar por períodos.

Mi madre fue en busca de algunos papeles en su habitación y pronto regresó con nosotros.

—La escuela a la que van a ir se llama Dunbar High School. Tengan cuidado, cerca también queda la escuela primaria y la secundaria, no queremos inconvenientes con matrículas en otras partes —mi madre arqueó una ceja, relamiendo sus labios posteriormente—. La idea es que vayan solos para ir a conocer personas también... Pero si necesitan ayuda no duden en regresar y decirme, ¿está bien? No es muy lejos de aquí... Es tan solo un par de manzanas arriba.

—Tranquila, mamá, podremos defendernos —sonrió Areum en un tono reconfortador, antes de que ambos nos despidiéramos y nos fuéramos.

—¡Suerte, mis bebés! —nos gritó nuestra madre desde lejos haciendo que nos riéramos.

Al llegar a la escuela Areum y yo con un inglés muy forzado pedimos asesoría, y por suerte logramos hacernos entender con un poco de dificultad. Los americanos nos miraban de manera despectiva, como si fuéramos bichos raros... Y no iba a culparlos, éramos los únicos con cabello oscuro y ojos rasgados en medio de altos rubios ojiazules. Al menos la tortura terminó un poco en cuanto nos dejaron en una fila junto con otros estudiantes que buscaban inscribirse por igual.

—Hey, ¿crees que lo consigamos? Hay muchas personas por aquí, no sé si nos admitirán... —mi hermanita susurró nerviosa.

—Tranquila, nuestro padre es militar... Se condenan a sí mismos si no nos aceptan —reí, restándole importancia. Ah, la magia del conflicto y el poder.

Claro, lo que no esperaba es que en poco tiempo uno de esos rubios ojiazules se nos acercara con cierta curiosidad.

¿Qué hacen un par de chinos aquí? La fila para trabajadores de la escuela está al otro lado —habló en perfecto inglés, provocando que yo me quedara un poco estático. Las confrontaciones no eran lo mío, menos si eran con un tipo que medía 1.90 y poseía el doble de musculatura que yo.

Old Love Story || KookV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora