- Palacio

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Las aves comenzaron su cantó mientras en su mayoría posaba sobre el balcón.

El sol sobre la colina sobresaliendo indicando el amanecer.

Los rayos de un nuevo día alumbraron el rostro de cierto omega. Quien bufo alto y seguido se oculto en el bulto de sus edredones.

Los golpes en su puerta no se dieron a esperar, acompañado de una voz dulce que bien conocía. - Joven príncipe, es hora de levantarse. - negando para sí, Mikey tapó su rostro con las almohadilla decorativas.

Seguido de un rato de silencio y donde se escucho unos pequeños ronquidos, la beta decidió entrar abriendo la puerta de una patada entrando mientras las damas que la acompañaban cerraban las puertas. Con una sonrisa en su rostro, camino hasta la cama donde se encontraba el omega. Sin decir nada, solo le bastó con quitar su preciada manta para que se levantará de un sobresalto.

- ¡Hina! - Gimoteo enojado con los cabellos sobre su rostro ocultando la mitad de este. Dejando solo su ojo izquierdo a la vista completamente somnolento.

La beta volteo los ojos mientras levantaba su preciada manta y la entregaba al Omega.

Este de inmediato la tomó con recelo por aventar a su preciada manta, observó a la beta mientras cabeceaba debido al sueño.

- Su padre desea verlo joven Mikey.

Con pereza sólo un gruñido y se tiro de nuevo a su cama completamente extendido con sus ropas hasta la mitad de su pecho. - Dile que se joda de mi parte. -

Hinata negó acercándose a Manjiro. Se sentó sobre la cama y comenzó a dejar libre la visión del omega que era cubierta por su mismo cabello.

- No hables así Manjiro, es tu padre. - Regaño, a lo cual se llevo un bufido del otro dejándose mimar. - Es algo importante, incluso mando a llamar al joven Matsuno y los jóvenes hermanos Haitani.

Con la duda mikey abrió un ojo y observó a la beta. - ¿Ellos tres vendrán? - Encaró una ceja. Hinata asintió cerrando sus ojos. - ¿Para que? -

- No lo sé, yo solo viene a levantarlo. Sus vestiduras están perfectamente planchadas sin ningún dobles. Si tiene complicaciones con el dorsel, no dudes en llamarme. - Ante la instrucción, el sano menor asintió.
Seguido, bufo cuando está se alejo y dejó de darle cariños.

Hinata se encaminó a los ventanales y recorrió sus cortinas con esfuerzo. Seguido abrió las puertas de nuevo las puertas, donde entraron de tres a cuatro sirvientas con una ligera merienda, como jugo, frutas y uno que otro dulce escondido.

Manjiro observó por el rabillo del ojo a las chicas acomodar las cosas en su pequeña sala. Seguido de que terminarán, tomaron a Manjiro y lo pusieron sentado sobre el borde de la cama.

Las mucamas se encargaron de limpiarlo con una toalla húmeda la saliva que sobresalía de la comisura del príncipe, mientras otras se encargaban de los cabellos rebeldes de Mikey.

Una ves lista su tarea se dispusieron a salir al ver un poco más despierto al joven Manjiro. Quedando solo Hinata dentro de la habitación sentada sobre un sillón alistando el itinerario.

- Ya estas listo. Ahora ven y come;No quiero recibir un regaño de tu padre.

Con pereza aún, se levantó y encaminó. Se tiro sobre el sillón alcolchonado con su mantita en su mano izquierda agarrada con fuerte agarre.

Ante esto, hinata rio bajó. - ¿Feh? - trató de pronunciar "Qué", pero debido a la comida almacenada en sus mejillas le fue imposible. Hinata de nuevo rodó lo ojos y pasó el jugo a Mikey negando.

They are different [Draken Y Mikey] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora