𝑂𝑁𝐸 𝑆𝐻𝑂𝑇𝑆 | 卍 𝖳𝗈𝗄𝗒𝗈 𝖱𝖾𝗏𝖾𝗇𝗀𝖾𝗋𝗌 [+18]

𝚂𝚊𝚗𝚣𝚞 𝙷𝚊𝚛𝚞𝚌𝚑𝚒𝚢𝚘

Advertencias:

1. Siempre usen protección cuando vayan a hacer el delicioso, no quiero ser tía aún.
2. No recaigan en las drogas por favor, solo las nombró acá por el contexto del personaje, que su único vicio sea el estudio✨
3. Sanzu mi hombre 🛐

Ahora sí, disfruten el capítulo ❤️

Trabajabas en un bar nocturno, tu tarea era servirle tragos a los clientes y cobrar el dinero del servicio, nada especial. Sin embargo, detrás de cuerdas el establecimiento donde trabajabas era un punto de venta de las drogas que traficaba la gran pandilla Bonten.

Ya había terminado tu turno y no quedaba ningún cliente en el bar, estabas limpiando y recogiendo todo para irte a tu casa. Por fin ibas a descansar. Cuando de repente alguien apareció en la barra de cócteles dónde estabas.

-Lo siento ya cerramos- dijiste de espaldas sin ver a la persona.
- No soy un cliente, vengo a recoger las ganancias de Bonten de este mes-

Volteaste a ver de quién se trataba esta vez, el "mensajero" recurrente de Bonten era tipo viejo y de cabello oscuro, pero para tu sorpresa esa noche se trataba de alguien diferente, un chico de cabello rosado con unas cicatrices en tu boca, sabías que se trataba del famoso Sanzu. Te parecía muy atractivo pero a la vez te hacía dar un escalofrío de desconfianza cuando lo mirabas.

-¿Vas a darme el dinero o tendré que tomarlo por las malas?- dijo algo molesto.

Sacaste de la caja registradora un sobre que te había dado tu jefe al iniciar tu turno y se lo entregaste, las instrucciones que te habían dado eran las de siempre: toma el sobre, dáselo al mensajero de Bonten y ya.

Sanzu empezó a contar el fajo de billetes, al parecer todo estaba en orden.

-¿Sobró mercancía de lo que se vendió hoy?- dijo el pelo rosado
- Sí, aquí tienes- le diste las bolsitas que contenían el polvillo blanco

Sanzu tenía la intención de tomar un poco para él, pero vió algo que no encajaba.

-¿Tienes las cuentas de las ventas de hoy?- le pasaste una hoja con cada detalle de los clientes que pasaron a comprar, pero Sanzu seguia viendo algo raro en las cuentas.