Cada vez que Suena una Campana- Every Time A Bell Rings (TERMINADA)

Capitulo IV

Mew se sentó en una de sus muchas habitaciones libres, encorvado sobre los varios archivos de trabajo esparcidos sobre la mesa en frente de él. Era difícil trabajar así, pero Mew no encontró otra alternativa. Cada vez que intentaba trabajar en su oficina, Gulf siempre lo distraía – llegando con comida recién cocinada o balbuceando algo divertido que había observado.

Y no era que a Mew no le gustaran las distracciones de Gulf (de hecho, el empresario se encontraba muy atento a las cosas divertidas que salían de la boca del chico más joven), pero él solo encontraba cada vez más difícil hacer algo con Gulf alrededor. En la última semana y media que el chico angelical había estado viviendo con él, Mew no había terminado absolutamente ningún trabajo en casa. Nada. Cero. Él ni siquiera había sido capaz de enviar por fax un solo documento debido a las interrupciones de Gulf. Mew se encontró siendo completamente improductivo, y él no estaba acostumbrado a eso en absoluto.

-Tengo que terminar todos estos informes para el final del día -Mew se dijo a sí mismo con determinación absoluta. Después de todo, era Mew Suppasit. Él era la persona que sin ayuda creó el negocio que actualmente dirigía. Nunca perdía el enfoque y ciertamente no se dejaba distraer por chicos de 19 años que tenían contagiosas sonrisas y caminaban alrededor usando nada más que camisas de vestir apenas con el largo suficiente...

Mew rápidamente se sacudió de los pensamientos y comenzó a escribir algunas notas en una de las piezas de papel más cercana a él, cuando el familiar sonido de suaves pasos llegó a sus oídos.

-Oh, Dios -susurró el empresario antes de que él oyera que la puerta era abierta. A regañadientes, Mew levantó la vista justo a tiempo para ver a Gulf asomar la cabeza en la habitación. El pelo negro del chico estaba desordenado y enredado y vestía su habitual sonrisa luminosa en su rostro.

-¡Ah, aquí estás, Mewnie! - Gulf dijo felizmente, rebotando en el cuarto, -¿Decidiste trabajar en otro lugar en vez de tu oficina hoy? ¡Me gusta esta habitación, es mucho más brillante!

Mew se limitó a sacudir la cabeza, sin querer admitir que el apodo de 'Mewnie' había crecido de alguna manera dentro de él. El empresario todavía recordaba la primera vez que Gulf le había llamado por ese nombre. En ese momento había estado furioso por el hecho de que Gulf lo llamara por un nombre tan informal. Él le había gritado hasta el punto que había hecho estallar en lágrimas a Gulf. Viendo al usualmente alegre rostro angelical manchado por lágrimas, había sido tan extraño y desgarrador que Mew se sentía como si acabara de asesinar a un campo lleno de cachorros.

Así que, a regañadientes, Gulf se convirtió en la única persona en la historia que tenía permiso de llamar a Mew 'Mewnie'

-Gulf, es necesario que empieces a usar ropa normal en la casa -le dijo Mew, mirando la combinación habitual de bóxer y una larga camisa blanca de vestir que llevaba Gulf, -algunos de mis inversionistas rutinariamente me visitan en casa y no me creo que tu elección de ropa sea aceptable para darles la bienvenida.

-¡Pero me gusta vestirme así! - Gulf dijo, mirando a su ropa, -me recuerda a los trajes que solía llevar en mi casa.

-¿Túnicas? ¿De dónde diablos eres de todos modos? ¿De la era de Rama II? -Mew le preguntó con una ligera burla.

-¡No! Yo soy del Cielo - Gulf respondió alegremente mientras se abría camino hacia las ventanas, descuidadamente tirando de las cortinas dolorosamente caras, abriéndolas para dejar entrar más luz del sol.

-Ah, sí, el cielo. ¿Cómo podría olvidarlo? –Mew exhalo, preguntándose por qué Gulf mantenía la farsa de pretender ser una especie de ángel. Claro, el chico tenía la pinta para seguir con la historia, pero Mew no era estúpido. Él sabía que no había tal cosa como un ángel real. E incluso si hubiera verdaderos ángeles, el empresario estaba seguro de que estarían haciendo milagros o vomitando arco iris y felicidad, en vez de andar alrededor de la Tierra, usando trajes escandalosos y horneando galletas como si tuvieran todo el tiempo en el mundo.