Gulf Kanawut se acurrucó en la esquina de una nube, las alas blancas rodeaban su pequeño cuerpo, como si él mismo se escondiera del mundo... era exactamente lo que estaba tratando de hacer.
Él sabía que la había regado un montón, tal vez incluso demasiado esta vez.
Gulf siempre había sido un fracaso de ángel, ese hecho había sido conocido por todos la primera vez que el chico había tratado de hacer un milagro y terminó quemando Roma en su lugar.
Ese no había sido un día muy bonito.
–Cuando se trata de ángeles, tengo que ser el peor –murmuró para sí mismo Gulf, cruzando sus piernas más cerca de su pecho, tratando de enterrarse en la nube esponjosa en que estaba escondido. No era como si fuera completamente la culpa de Gulf. Él era un chico torpe. Incluso con sus alas, se tropezaba en el aire más de una vez al día. Él siempre estaba dejando caer las cosas, tropezando con los demás, y ahora... bueno ahora...
Había cometido el error más grande hasta la fecha.
El sonido del aleteo de alas llenó los oídos de Gulf y el ángel se encogió aún más, intentando en vano hacerse un ovillo a sí mismo con más fuerza, una bola más pequeña.
–Gulf –susurró una voz conocida. El ángel levanto la cabeza de la nube en que estaba escondido y vio la mirada angustiada de su mejor amigo Mild Suttinut, él le devolvió la mirada.
Mild era el ángel modelo, la apariencia perfectamente inocente (con esa sonrisa asesina y la cabeza llena de brillante pelo negro), amable, con una voz increíble y una habilidad natural para hacer milagros. Por qué había decidido hacerse amigo de un perdedor desajustado como Gulf, aún desconcertaba al ángel de cabello castaño.
–Mild –Gulf susurro, con las lágrimas brillando en sus grandes ojos. Mild inmediatamente voló hacia su mejor amigo y lo envolvió en un fuerte abrazo.
–Oh Gulf, ¿qué hiciste? – Mild le preguntó, sacudiendo la cabeza. Gulf siempre había sido un loco, y Mild lo amaba por eso. Sin embargo, esta vez fue un poco diferente que todas las demás.
– ¡Mild, no fue mi intención! Sólo estaba tratando de difundir un poco de alegría navideña a la gente en la Tierra –dijo Gulf rápidamente –Sé que se supone que no debo hacer más milagros, pero había tanta gente que se veía tan triste, y yo quería animarlos, y...
–Mild Suttinut, Gulf Kanawut...
Una voz grave y retumbante interrumpió el alegato de Gulf. Tragando profundamente, los ángeles se dieron la vuelta para ver la figura del ángel principal. Gulf se encogió aún más y las alas de Mild inconscientemente se movieron para cubrir a su amigo.
El ángel principal Tul Pakorn, había visto muchos desastres en su tiempo, la mayoría de ellos tenían que ver con Gulf Kanawut. Sin embargo, nunca antes el ángel había esperado despertarse con la vista de la Puerta de San Pedro, en todo su esplendor perlado, tirada en ruinas en su base de la nube suave. El símbolo más emblemático de todos los cielos estaba destruido ahora, y Tul tenía una buena idea de quién estaba detrás de ello.
–P'Tul... P' –Mild tartamudeo, su ya alta voz chillona subiendo otras dos octavas. Gulf intentó lo más duro por ocultar todas sus partes detrás de su mejor amigo, mentalmente maldiciendo a Mild por ser tan pequeño como él. ¿Por qué no pudo mi mejor amigo ser Max? Yo podría haberme escondido detrás de él con facilidad, con él siendo tan alto y con alas enormes y...
–Gulf Kanawut –la voz de Tul corto a través de los pensamientos de Gulf y el ángel más pequeño sabía que estaba condenado. Nunca antes había escuchado tanta rabia en la voz del ángel principal.
–S...sí, P'Tul –dijo Gulf, mirando desde atrás de Mild, tirando sus labios en un puchero y poniendo los ojos de cachorro que le habían dicho que lucían adorables en él. Ya que su táctica de ocultarse no había funcionado como había previsto, él pensó que podría ser capaz de salvarse a sí mismo luciendo tan lindo e inocente como fuera posible.
–Me desperté esta mañana y vi una cosa muy peculiar, Gulf –Tul dijo, tratando de mantener su temperamento bajo control. Él era un ángel, después de todo.
–Oh... ¿faltaba tu manta? –Gulf preguntó, sacando la expresión más inocente que pudo mientras fingía ignorancia –tal vez Saint accidentalmente la tomó de nuevo.
–No, todo lo de mi cama estaba allí. Pero otra cosa no estaba –Tul continuó, levantando una ceja mientras Gulf metía las manos bajo su barbilla lindamente.
Qué está tratando de hacer ese chico, el ángel principal pensó, todo el mundo sabía que era el sello de Mild.
–Oh... ¿eran tus pantuflas? –Gulf preguntó tiernamente, –creo que ayer vi a Fluke con algo que lucían como ellas.
–No, no fueron mis pantuflas lo que faltaba, Gulf. Fue la Puerta de San Pedro –dijo Tul, su voz se convirtió en mortal –ya sabes, el punto de entrada al cielo. La primera cosa que un ángel ve cuando obtiene sus alas. El orgullo y la alegría de todo el mundo aquí.
– ¿Qué? –Gulf dijo, emitiendo una fuerte y falsa carcajada, –No seas tonto, P'Tul. ¿Cómo es posible que la Puerta de San Pedro desaparezca?
–Jeje, sí –Mild se ahogó, riéndose torpemente y mirando como si estuviera al borde de las lágrimas –la Puerta de San Pedro ha estado allí desde siempre, nadie puede llegar a robársela.
–Oh, no fue robada –dijo Tul, acercándose a los dos ángeles –fue destruida. Arruinada. Devastada en pequeños pedacitos los cuales están dispersados en la entrada del cielo.
Gulf abrió los ojos aún más, a pesar de que empezó a temblar nerviosamente –¡Aow! ¿Cómo pudo haber sucedido? ¡Tal vez hubo un tornado que logró explotar la puerta en pedazos! Oh, qué pena.
–No hay tornados en el cielo, Gulf –Tul dijo simplemente mientras él extendió la mano, arrancando algo del cabello castaño de Gulf. El ángel más pequeño dio un respingo, sorprendido por la acción, hasta que vio lo que el ángel principal le había retirado del pelo.
Era un pequeño fragmento de perla. La misma perla de la que la Puerta de San Pedro estaba hecha.
Al ver el fragmento en la palma de Tul, causo que Gulf estallara en lágrimas.
–P'Tul, lo siento –exclamó el pequeño ángel, su cuerpo temblando violentamente.
Mild de inmediato se trasladó a consolar a su amigo, pero fue detenido por uno de los brazos fuertes de Tul.
–Gulf. Te he dicho incontables veces antes que no trates de hacer milagros por ti mismo –dijo Tul, con su voz sin ninguna simpatía.
– ¡Ya lo sé! –Gulf dijo, llorando aún más, – ¡Pero todo el mundo se veía tan triste, está cerca la Navidad, la gente no debe estar triste, pensé que podía hacer un milagro muy pequeño, pero en su lugar me las arreglé para hacer temblar toda la nube y la puerta sólo... sólo se derrumbó!
–Gulf, te hemos dado muchas oportunidades –dijo Tul, pellizcando el puente de su nariz mientras Mild rompió a llorar junto a su mejor amigo.
– ¡Ya lo sé! –Gulf se lamentó, –¡Te prometo que no tratare de hacer un milagro otra vez! Te prometo que sólo voy a permanecer sentado y ni siquiera me moveré a menos que tú me lo digas para la próxima vez.
–Me temo que no habrá una próxima vez –dijo en voz baja Tul. Gulf se hundió hasta las rodillas mientras el llanto de Mild se hizo más fuerte.
–No, no, no, no puedes hacer esto P'Tul –la voz chillona de Mild sonaba una y otra vez.
–Gulf Kanawut. Ya no eres bienvenido en el Cielo –Tul dijo, con su voz llena de pesar.
El mundo entero de Gulf comenzó a girar. Sintiendo a sus alas ser arrancadas de su espalda, causándole suspirar de dolor, con la boca y los ojos muy abiertos.
– ¡Gulf! –el alto grito agudo de Mild se escuchó antes de que fuera ahogado por el sonido de fuertes silbidos.
Y luego él estaba cayendo.
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Cada vez que Suena una Campana- Every Time A Bell Rings (TERMINADA)
RomansaGulf Kanawut era un ángel que se mantenía metiéndose en problemas. Cuando finalmente comete el error más grande hasta la fecha, es exiliado a la Tierra. Mew Suppasit era un millonario e indiferente empresario que creía que el dinero podía comprar to...