Prólogo

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Hace un par de años, estaba una hermosa princesa en el castillo del reino Snowdrop... Su nombre era Luz Noceda. La princesa tenía un aspecto codiciado Por todos en el reino. Cabello castaño con ondas definidas, piel morena como la canela, labios carnosos, nariz perfilada, estatura promedio y contextura delgada. Pero sin duda la parte que más atención llamaba eran sus ojos, ojos de un color que si bien puede decirse que es muy común tener, tenían algo especial; dos bellísimos y penetrantes ojos color avellana con un toque de color miel al centro rodeando sus pupilas. Su personalidad no sé quedaba atrás. Era una muchacha carismática, divertida, alegre, bondadosa, pero sobretodo, valiente, determinada y segura de sí misma; al punto de no necesitar casarse con alguien para gobernar su reino. Todo aquel que la veía quedaba encantado con su apariencia y singularidad, sin embargo ella simplemente no les tomaba la más mínima importancia. La princesa tenía una agenda muy apretada llena de actividades que le ayudarán en su futura labor de reina, desde estudiar la historia y linaje del reino y los integrantes de la familia real hasta entrenar su físico practicando esgrima, equitación y combate cuerpo a cuerpo. Era eficaz en todo lo que hacía, al punto de tener una idea en su mente, un plan más bien. Este consta de hablar con su Padre, el Rey de Snowdrop y darle razones más que suficientes para ser ella quien gobierne sin tener a un bueno para nada a su lado y si llegase el caso de casarse sea porque ame a esa persona.

Estuvo planeando todo durante meses desde los 16 años. Ahora, a punto de cumplir los 17, llevaría su plan a cabo el día de su cumpleaños, Diciembre 24. Una época familiar en el invierno, el momento perfecto dónde su padre no podría negarse. O eso quiere creer... La chica de ojos avellanados tiene una lista de posibles respuestas, en su mayoría negativas, que le puede dar su padre. ¿Tiene miedo? Sí, lo tiene. Y es que ¿Cómo no...?

El Rey Gerard Noceda y la Reina Camila Noceda, los grandes gobernantes del reino, la autoridad dentro de los límites de ese gran terreno. Unos Reyes excelentes en su labor, siempre empáticos y adorados por todos. Unos reyes justos que tomaban en cuenta a cada uno de los habitantes de su pueblo y atendían cada una de sus peticiones. Todo iba de maravilla desde que ellos se posicionaron como los reyes... Hasta que un día, un infiltrado del reino de HellBeast, fue enviado para acabar con el Monarca y de esa forma poder tomar el control absoluto. Sin embargo falló en su misión y terminó eliminando a la Reina Camila; aquello desató la ira del Rey de su tierra, Belos Wittebane, un gobernante del reino enemigo, un hombre que lo mismo que tiene de tirano lo tiene de codicioso, es tanta su sed de poder que mataría a su propio pueblo con tal de conseguir lo que su corazón ambicioso anhela con desespero.

A partir de tal atentado hacia su ser, Gerard decidió que su descendiente, Luz, estudiaría física e intelectualmente para posicionarse como la nueva reina. Aun así no permitiría que gobernara sola, pues sería exponerla a muchos peligros. Es por ello que  ordenó a su hija que buscase quién la desposara, por supuesto, tendría que ser alguien digno de la realeza.

Al parecer, Gerard sigue siendo un gran rey con un impecable mandato, pero su lado paternal lo dejó de lado sin siquiera darse cuenta.

En otro lugar, más específicamente tres kilómetros antes de rozar con la frontera de Snowdrop, se encontraba una joven de 18 años recién cumplidos entrenando y preparándose para ir al castillo había sido parte de los elegidos para pertenecer a la caballería del castillo, sus hermanos observaban como manejaba una espada de metal que le había heredado su padre a la mayor de los tres, su madre veía desde la ventanilla de la cocina los esfuerzos diarios de su ya no tan pequeña hija. Amity Blight, una chica de piel pálida, cabello castaño rojizo pero que estaba pintado de verde menta exceptuando las raíces, Lo tenía corto, al nivel de su barbilla, sin embargo siempre lo recogía en una pequeña coleta alta; ojos dorados y unas cuantas pecas en sus mejillas y nariz; es un tanto alta y algo delgada.

Hija de Alador y Odalia Blight; La menor de los retoños pertenecientes a dicho matrimonio. Siempre se encargaba de cuidar sus hermanos gemelos mayores cuando estos hacían travesuras y bromas en la escuela, Edric y Emira Blight de 20 años. La peliverde desde muy corta edad desarrolló un gran interés y amor por el manejo de la espada y los combates de fuerza gracias a ver a su padre siempre practicando en sus tiempos libres. Alador formó parte de la guardia real por muchos años forjando una amistad con el Rey, hasta el nacimiento de su tercera hija donde decidió jubilarse y dedicar su tiempo a sus hijos. Cada noche, en lugar de un cuento para dormir, les relataba a sus tres crías las hazañas de la guardia y la caballería real, gracias a ello, Amity con una sonrisa segura y expresión determinada le hizo saber a su familia que estudiaría y entrenaría arduamente para formar parte de la caballería real al cumplir la mayoría de edad. Y ese momento al fin llegó.

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Si alguien lee esto y comenta "Súper califragilístico espiralidoso" lo tomaré como señal de 'Continua, me agrada'.

Gracias, Bye 🤡

La Melodía de las Campanas de Invierno [Lumity] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora