026; Liam Dunbar

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026; ❝La loba que no mordía❞

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026; ❝La loba que no mordía❞

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Incómodamente metió sus frías manos dentro de la chamarra que portaba, sus dientes apresan la carne al interior de su mejilla, una sonrisa nerviosa toma lugar en sus labios pintados de un color claro

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Incómodamente metió sus frías manos dentro de la chamarra que portaba, sus dientes apresan la carne al interior de su mejilla, una sonrisa nerviosa toma lugar en sus labios pintados de un color claro. El brazo de Scott rodea sus hombros en muestra de apoyo y en cuanto suelta su agarre la da un par de palmadas en la espalda. Los pares de ojos de todos los integrantes de la manada McCall están sobre ella y le cuesta un poco de trabajo mantenerse tranquila ante tanta atención. Keitha Hargrove se había transformado en la nueva beta de la manda McCall, la más reciente de todos, y misma que tenía una habilidad especial que pocos licántropos poseían. 

— Tú puedes. 

Miró al costado, Scott le dirigía una mirada tranquilizante y aquello le hizo suspirar y asentir, se ha retirado su chamarra y entrega la prenda al alfa, quien le permite esconderse tras un par de troncos y maleza que les prohíben la vista de la misma. Un familiar crujido para Derek (quien también está presente), aquel era gracias a la manera en que los huesos de la beta de acomodaban buscando figurarse dentro de un cuerpo mucho más pequeño y eficaz en ciertos momentos. 

Sobre la madera de arboles caídos una masa ágil ha trepado; una loba. De pelaje color canela y ojos dorados. Sus patas traseras le sirven de apoyo y bajar de la maleza, tiene el tamaño de una loba promedio, y contrario a lo que todos pudieron en algún momento pensar, el primero en ponerse a cuclillas a la altura de la licántropa es Derek Hale. La loba mueve la cola de lado a lado levemente cuando el de barba le da una palmada en la cabeza amigablemente. Scott siempre ha sido sabio al escoger betas, más que por sus habilidades, los escogía por sus corazones, así que, una vez más, estaba seguro que era una buena chica. Prontamente todas las miradas se cerraron en la fémina, quien, no muy gustosa de ser el centro de atención caminó hasta el alfa verdadero, que sólo le tendió una sonrisa. Pronto la fémina despareció tras la maleza una vez más, y volvió en su forma humana y vestida. 

𝑮𝑶𝒀𝑨 | Teen Wolf One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora