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—Hey, tranquilo. Todo saldrá bien. —dijo Taehyung, frotándole el brazo.

Jimin se meció en su silla, con los nervios perforándole la boca del estómago.

Había llegado el día de la presentación de baile. Varias academias se reunían en un teatro para demostrar sus coreografías.

Jimin había visto, escondido detrás de las bambalinas, la cantidad de gente que había asistido para verlos. Un montón de pares de ojos mirándolo, cada movimiento y gesto sería perseguido, hasta que se cayera o hiciera algo tonto como olvidarse su parte del baile.

—En serio, deja de temblar. Quédate quieto. No puedo hacer mi trabajo aquí. —bufó Kim, alejando el corrector de ojeras cuando fue imposible aplicarlo a causa de los movimientos incesantes del rubio.

—Lo siento. Lo siento.

Jimin intentó quedarse quieto mientras Taehyung lo maquillaba. A su alrededor había otros bailarines preparándose; personas de otros estudios de baile que nunca había visto sus rostros. Más allá estaba Jaebum, y distinguirlo sólo hizo que Jimin recordara que debía bailar con él, solos. El nudo en su estómago se apretó. ¿Por qué había aceptado hacer esto, en primer lugar?

Sus pies comenzaron a repiquetear en el piso, siendo el reemplazo para dejar fluir sus nervios. Eso fue hasta que unas manos firmes se posaron en sus hombros y apretaron allí, sacando la tensión. Jimin ni siquiera tuvo que abrir los ojos y mirar hacia atrás para saber quién era, acostumbrado a ese tipo de masajes.

—¿Cómo te dejaron pasar? —murmuró Jimin.

El camerino era una habitación construida debajo del escenario, y si bien era espaciosa, la cantidad de participantes allí hacía que el lugar se redujera considerablemente. Por lo que no se podía pasar libremente a menos que fueras un bailarín, o, como en el caso de Taehyung, un maquillador y ayudante.

—Le insistí a Hoseok para que me dejara pasar con la excusa de que debía comprobar que no estabas por morir de un infarto.

—Oh, él estuvo a punto. —concordó Taehyung, aplicándole el polvo en las mejillas.

—Soy muy malo combatiendo con los nervios. Creo que quiero vomitar. —se quejó Jimin. A pesar de eso, su cuerpo se relajó bajo las manos de Jungkook; los dedos moviéndose en círculos en las partes tensas.

—Lo sé, amor. Por eso vine. Todo estará bien, lo harás excelente. Tienes que pensar positivo, ¿me oyes?

—Mmh. —Jimin asintió, aturdido por el mote cariñoso que había salido de los labios de su amigo.

Supo, en el instante en que la brocha se detuvo en su piel, que Taehyung estaba igualmente sorprendido.

Jungkook palmeó su espalda afectuosamente y lo soltó. Jimin sintió que se desinflaba en la silla.

—Bueno, debo volver a mi butaca. Jimin, si cometes un error, sigue bailando como si nada, porque la gente nunca sabrá que ha sido un error si lo disimulas. —luego revolvió su cabello, obteniendo un bufido del castaño, que había pasado varios minutos controlando los mechones —. Nos vemos allá, Tae.

Jimin abrió los ojos y estuvo a punto de gritarle a Jungkook que volviera. Los nervios olvidados en el fondo de su mente al ver la mirada que Kim le estaba dando. Como si estuviera sospechando algo. Park sintió el pánico al estar bajo el escrutiño de Kim Taehyung.

—Te dijo "amor". —resaltó lo obvio, con las cejas alzadas bien en lo alto.

—Sí. Él... él lo dijo, ¿no? —Jimin se rascó el cuello, acomodándose la camisa.

Can I be him?  *Kookmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora