II - ENCUENTRO

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Y allí estaba, el departamento era grande, lo compartiría, pero daba igual.

Al menos no estará solo.

Lo mejor de mudarse, ordenar o limpiar, es escuchar música. Ya saben, a todo volumen, mientras barres y cantas usando la escoba como microfono o simplemente limpiar cualquier
superficie moviendo las caderas al ritmo de la música, de cualquier forma es genial.

Así se paso la tarde, dejando todo reluciente y ordenado. Una mini sala y comedor junto a la cocina, con los suficientes accesorios y utensilios en su lugar, su cama tendida y ropa bien ordenada.

Después de una ducha refrescante, se decidió mirar una de sus series favoritas.

Diario de vampiro.

Estaba en la parte donde Deimon caba la tumba de Caterine, otra vampiro. Era de noche en ese bosque desierto de vida, por lo que el sonido de la lápida siendo abierta puso los nervios de punta al omega.

No era miedoso, de hecho, ama el terror, pero eso no quiere decir que sea inmune al terror.

Comprenden?

Se escucho un trueno, es entonces que se da cuenta que hay una torrencial lluvia haya afuera, eso lo hizo saltar un poco, pero no lo suficiente para...

—iJaah!—la puerta se abrió de golpe, haciéndole gritar. Pasos de alguien entrar se oyeron, pasos nada silenciosos, que para ser un ladrón, era uno muy estúpido.

Jisung rápidamente se movió cual ninja asta la cocina para coger una sarten. Escondiéndose en un lugar estratégico para defenderse del ladrón.

Mientras tanto el extraño sólo quería entrar rápidamente a su nuevo apartamento para cambiarse. Una neumonia en inicio de clases no era una opción.

Así que sacándose los zapatos en la entrada, se arrastró por el pasillo que daba a las habitaciones.

Mas hizo una pequeña parada en la cocina, moría de sed. Irónico ya que estaba empapado de agua, lo lógico si
caminas bajo la lluvia.

Lastima que nadie le advirtió del peligroso omega listo para golpearlo. Y no lo notó hasta que un dolor agudo cerca de su sien le hizo tambalear, cayendo al piso—Mierda—se quejó
desde el suelo.

—Uff, estos ladrones de hoy en día, son unos inútiles— como es posible que haya sido tan desprevenido, ¿qué clase de ladrón era? pensaba el castaño negando con la cabeza.

Vió al chico pestañear un poco, por lo que reafirmó su agarre en la sarten, listo para dar otro golpe.

El intruso alzó una mano en señal de rendición.

—Tranquilo, tranquilo...

—Largo de aquí estúpido ladrón.

—Argh...—jadeo de dolor al tocar el
área afectada —Ah...esta no es forma de
recibir a tu compañero de cuarto.

Alzó la vista, tragando se una sonrisa pervertida. El omega frente a él es muy sexy, esa pijama con pantalones cortos le quedaban muy bien. Tenía las piernas lampiñas, a la vista suaves pero fuertes  por esos pequeños músculos que provocan morderlos.

Su compañero de cuarto tiene unas piernas deliciosas, pero no bebe ser tan descarado, razón por la que hace el gran esfuerzo de mirar su rostro.

—C-comp-pañero —tartamudeó soltando la sarten al quedarse perplejo

—Joder, ten cuidado—se quejó, puesto
que la sarten cayó justo en su pie—empiezo a pensar que tienes algo contra mi.

—Lo siento, lo siento—con nerviosismo ayudó a su compañero a levantarse.

ᴏᴍᴇɢᴀ ʀᴀᴢᴀ ᴘᴜʀᴀ // ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora