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Ausencia: ‹Circunstancia de estar ausente o de no existir alguien o algo en determinado lugar›
Para Kazutora habían dos tipos de ausencia: ausencia agradable; en la que su ser carecía de cualquier peso negativo, ausencia desagradable; aquella que más detestaba porque siempre resultaba en un triste alejamiento de parte de personas que se supone nunca se iban, que no debían ser ausentes.
Y una de ellas era su madre.
Parecía que ella estaba ahí, pero en realidad no.
Ella solía estar lejos, muy lejos.
Alejada sólo de él.
A menudo pensaba que era algún repelente humano, con una gran efectividad en figuras maternales y paternales.
Tristemente también había caído en cuenta de que él no representaba una prioridad para mami.
Y creo que hubiera sido menos jodido si se habría dado cuenta por si solo.
"A tu madre no le importas, Tora"
El asfixiante nudo en su garganta no tardó en agrandarse, y las lágrimas traicioneras no podían faltar.
"Tampoco quería que lloraras"
¿Y cómo se supone que debería reaccionar? ¿Debería sentirse feliz por carecer de importancia para su propia progenitora?
No quería llorar, de verdad que no quería hacerlo.
Llorar, llorar, llorar, estaba harto de reaccionar así.
Quería salir de casa, correr, huir, como siempre había hecho.
Porque era un cobarde.
Nunca pudo enfrentarse de forma valiente.
Nunca pudo discutir sin llorar.
Jamás en su vida le expresó a su madre lo mucho que le molestaba no importarle.
Se limitó a agachar la cabeza y llorar, sin más.
Maldito asco, ugh.
La respiración se le volvía errática.
Debía salir, ya no podía seguir ahí, iba a ahogarse.
Ya no quería seguir escuchando su charla telefónica con su reciente novio, no quería seguir tirando de su cabello por la decepción.
Luego de un montón de cavilaciones dolorosas se obligaba a parar y rendirse.
Recapitulaba la miseria que a su cerebro le dió por pensar:
Mami era una madre ausente
Mami tampoco sabía como equilibrar el tiempo entre su pareja y su hijo.
¿Era complicado eso?
Le habían dicho que no.
No era difícil, solo que mami no tenía la voluntad de hacerlo
Y anhelaba, rogaba y oraba porque su madre algún día reparara en su cobarde presencia. Solo ese día, el podría sentirse un poco menos miserable.
