Es mediodía. Entras en la biblioteca. Vas a acomodarte en la última mesa. Como siempre, sacarás el libro y llorarás tu soledad. Chirría la puerta; en tu interior luce la penumbra, te tiene harto. Un dolor intenso rompe la tonta melancolía; te has golpeado con el pico de una silla, ¡Mierda!; encima, tu mesa está ocupada. ¿Te hiciste daño? Es la chica que se sienta delante de ti, con la que nunca te has atrevido a hablar, un misterio inalcanzable. ¿Eres Guillermo, verdad? ¿Puedes ayudarme con esto? Te sientas a su lado; ella retira los libros del pupitre. Una pieza tierna se rompe en tu interior y sangra de alegría. ¿Cómo te llamas tú?, preguntas con un par. ¡Bravo!. “Amor”, te responde. Y te inclinas sin pensar, su aroma a fruta se apodera de ti y le das un beso invisible, sin contacto, en el cuello.
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Reloj momentimétrico
Short StoryPorque "La vida no se mide en minutos, se mide en momentos" esto es una recopilación de historias cortas.