La misma cama

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Se subió al mismo bus que yo, ella traía el asiento siete y yo el ocho, llevaba una guitarra igual que yo, ella llevaba un libro de Vargas Llosa y yo uno de Saramago. Por lo general me resulta más fácil iniciar una conversación con una chica cuando ella está leyendo. Colombiana y yo mexicano. Ella me invitó maní y fruta, yo le compartí queso y poesía. Íbamos a la misma ciudad para luego ir al mismo pueblo. Destino es el nombre que le damos a esa manía de buscarle sentido a las coincidencias. Dormimos en la frontera de Perú con Bolivia en el mismo cuarto. Fue una pena no hacerlo en la misma cama.

Relatos de un viajero en SudaméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora