Capitulo 3

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—Ya en la villa de los Hebreos, Moisés y kamilah salen de sus canastas y observan el lugar—

—¿En serio quieres cambiar tu vida en el palacio para ser un esclavo? —Kamilah le pregunta confundída mientras organiza su vestido—

—Aún no se que es lo que quiero...—

—En eso una mujer distraída choca con Moisés, la jarra de la mujer cae al suelo y se rompe dejando toda el agua en el suelo y pedazos de la jarra—

—Disculpe señorita, yo...—

—Moisés... —Dice la mujer—

—Mujer, ¿Me conoce?—

-Claro... Es decir, tu eres el principe de Egipto todo mundo te conoce-

-Kamilah observa el lugar asegurándose de que nadie quiera hacerle daño a Moisés. La mujer habla demasiado fuerte-

-Disculpe si la asusté... Mire su jarrón -Se agacha para recoger las partes del jarrón pero la mujer se lo impide-

—No no, no te preocupes, después regreso a buscar más...—

-¿No quiere un poco de ayuda? -Kamilah le pregunta amablemente-

-No es necesario princesa, muchas gracias -Sonrie de lado y mira a Moisés nuevamente- ¿Buscan algo? ¿Que se les ofrece?-

-Solo estamos dando una vuelta por la ciudad, quiero ver cómo viven-

-¿Y elegiste justo la aldea de los hebreos? A los nobles no les importamos mucho-Sonrie-

-No debería ser así, ¿No es cierto?-

-¿De verdad pensaste que vestido así nadie te reconocería?-

-Nadie me reconoció, solo usted-

-La mujer ríe levemente- creo que soy buena en eso-

-Tenemos que regresar-Kamilah dice sería y se da la vuelta para alejarse-

-Adiós mujer -Moisés hace lo mismo que Kamilah pero la voz de la mujer lo detiene-

-Espera... ¿Porque no me dices lo que realmente viniste a hacer aquí?-

-Moisés y kamilah vuelven a observar a la mujer- Será mejor que me vaya-

-Si me dices que viniste a hacer aquí tal vez yo te pueda ayudar. ¿Estás buscando a alguien?-

-No... es decir, a un niño, ni siquiera se cómo se llama, un niño como tú-

-¿Quieres decir, Hebreo?-

-Si-

-Se llama Aarón-Le dice kamilah a la mujer-

-Ya se a quién están buscando -la mujer sonríe ampliamente-

-¿Lo sabe? -Pregunta el pequeño Moisés-

-Sí, y puedo llevarlos con el ahora -Su mirada no deja de estar en Moisés- ¿Vamos?

-Sí-

-¡Moisés! -Es la voz de Ramsés. Gracias a su inoportuna llegada, Moises no logro saber la verdad de su familia de sangre-

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Años después...


Es de noche y tres personas están hablando en los pasillos:

—¿Por qué no estuviste en la gran celebración? –Le pregunta su hermano confundido—

—El gran rey no me quería ahí —Dice con ironía-—Está molesto porque asusté a uno de mis pretendientes —una pequeña sonrisa sale a relucir en sus labios—

—No estoy sorprendido —Dice Ramsés—

—¿Que hiciste está vez? -pregunta Moisés con gran curiosidad—

—Puse ranas en su habitación, como es un tonto le dije que eso paso porque estoy maldita. Se fue corriendo del palacio como si su vida dependiera de ello —Sonríe con cierta malicia al recordar eso-

—Pues muy mal hermana, ya es hora de que te cases—

—Eso va a pasar el día en que Nefertari se fije en ti, osea nunca—

—Auch -Ramses se pone la mano en el corazón mientras Moisés los mira divertido- eso dolió hermana. Si sigues así me veré obligado a decirle a padre que debajo de esa peluca llevas un cabello más largo que el río Nilo—

—Wow, mira como tiemblo -Le dice sarcástica mientras mueve las manos exageradamente- atrévete—

—Eso haré —Sonrie triunfante—

—Sus discusiones era lo que más extrañaba en la guerra –Moises les dice y ambos hermanos sonríen—

—En eso Nefertari llega al lugar— perdón, ¿Estoy interrumpiendo algo?

—Moises y Ramsés miran con ojos de enamorados a la bella egipcia. Ambos están completamente enamorados de ella—

—Kamilah pone los ojos en blanco— nada importante, ya puedes empezar con tu juego de quién se queda con tu corazón—

—Kamilah, no seas grosera con nefertari—Moisés le dice—

—Esa mujer será su perdición, te lo aseguro —le sonríe falsamente a Moisés y se aleja del grupo—

—No la entiendo, un día es amigable conmigo, y el otro es una arpía —Nefertari le dice a los dos hombres confundida—

—Déjala, su naturaleza es ser amargada y envidiosa—

—¡Te escuché hermano! —Kamilah le dice a lo lejos provocando la risa de los tres inseparables amigos—

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Al día siguiente:

¿A dónde vas? –Henutmire le pregunta a su hermana al verla a unos pocos metros de la salida—

A dar una vuelta. Tanto encierro me aburre –Dice simplemente–

¿Y vas a ir sola? –La mira molesta— necesitas guardias y además no te puedes ir ahora, tienes visitas. –Le señala disimuladamente a un grupo—

¿Y esos hombres qué? –Kamilah le pregunta a su hermana con confusión al ver al grupo de hombres reunidos en el jardín—

Son tus nuevo pretendientes, ¿No te emociona saber cuál de esos hombres va a escoger nuestro padre?

Para nada me interesa –Se ríe un poco— antes muerta que casarme con uno de esos egocéntricos hermana, bien lo sabes.

Kamilah.... Es tu deber como princesa.

–La mujer suspira— mira, me voy a ir.  ¿Puedes cubrirme?

–Henutmire lo piensa por unos segundos— solo con una condición.

Adelante, hermanita.

Lleva a un guardia contigo, ¿si? Solo así voy a poder estar tranquila.

Pero yo pudo cuidarme sola....

Kamilah. –La regaña con seriedad— Es por tu bien, linda.

Está bien mamá. –La nombra así con sarcasmo.—

Está es última vez que hago esto, la próxima ya tienes que dar la cara –La mujer le sonríe con dulzura. Sabe que la rebeldía y dureza de su hermana se debe al poco afecto y a las comparaciones de sus padres—

Moisés y los diez mandamientos ---- AarónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora