Hasta aquí me acompañas, nos vemos en unas horas. -Kamilah le dice con seriedad al guardia que eligió su hermana-
Princesa, no puedo dejarla sola... Estamos en un lugar peligroso.
-Kamilah lo mira con aburrimiento- Voy a estar bien, no es la primera vez que estoy sola por estos lados.
Pero su hermana...
No le hará daño si no se entera -La mujer se encoge de hombros y sonríe-
Pero...
Tranquilo buen hombre, le pagaré bien por su silencio. -Le dice sarcástica-
-Los ojos del guardia se iluminan ante eso- ¿Cuánto dinero voy a recibir?
Vas a recibir la bendición de mantenerte con vida -Kamilah se burla mientras cruza los brazos-
Pero...
Pero nada. Quieres mantener tú cabeza, ¿No? -Le pregunta con aburrimiento. El hombre asiente rápidamente- Entonces más te vale que hagas lo que estoy diciendo.
-El hombre asiente nervioso- Está bien princesa, la esperaré aquí.
-La mujer sonríe feliz y lo mira- Ya sabe, ni una sola palabra de esto.
Sí princesa. Cómo usted diga. -El hombre dice con una falsa sonrisa-
...
-Kamilah camina por los bordes del río con una amplia sonrisa. Ese lugar la hace feliz, después de todo ahí no tiene que soportar las reglas aburridas ni a sus pretendientes-
¿Quién es usted? -Una fría voz se escucha a espaldas de la princesa-
-Kamilah asustada se da la vuelta para ver quién le habla. Al hacer eso, termina chocando con el dueño de la voz. La chica cae al suelo y el jarrón que llevaba la otra persona también-
¡Lo siento mucho! -Dice kamilah avergonzada mientras observa los pedazos rotos y siente que sus rodillas y palmas de las manos le arden-
¿Por qué no se fija? -El hombre le reclama molesto mientras se agacha a recoger los pedazos-
No es mi culpa, usted llegó de la nada y me asusto. Ahí tiene el resultado. -Dice seria mientras levanta la mira encontrándose con un hombre hebreo-
Ahora tendré que pagar el jarrón de mi hermana, muchas gracias. -Dice irónico y hace lo mismo que Kamilah- Lo que faltaba, la torpe es una egipcia. -Dice el hombre con fastidio-
¿Disculpe? -Lo mira confundida y se intenta levantar pero suelta un quejido y se sienta. El dolor en sus rodillas se lo impide-
¿Qué le pasa? -Dice el hombre extrañado y se da cuenta de los raspones que la mujer tiene en las manos y rodillas-
ESTÁS LEYENDO
Moisés y los diez mandamientos ---- Aarón
LosoweLa princesa Kamilah es la segunda hija del Rey Seti y Gran esposa Real Tuya, Al ser la hija del medio siente que debe esforzarse duro para conseguir la atención de sus padres por lo que compite con sus hermanos para lograr su objetivo. Es por ello q...