Mi regalo para ti esta Navidad viene atado con un bonito lazo.
No es importante lo que hay dentro de la caja,
sólo te amo y quiero que lo sepas.Kelly Roper
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─ Castle Combe, Wiltshire Inglaterra.
un día para noche buena✧・゚: *✧
Harry es quien se despierta primero. Sus pestañas rizadas revolotean cuando sus ojos se abren y cierran fugazmente, tratando de ajustarse a la luz que los cubre y arrojar el sueño a las estrellas que los arropan. Sonríe cuando ve a la bolita cubierta de frazadas y mantas aun tranquilamente durmiendo a su lado. Remueve las capas de ese capullo de calidez y mueve su cabeza en la almohada y decide despertar a su esposo con un beso esquimal. Cuando ve que no hay resultado decide cambiar de armamento y deja un pequeño beso en la punta de esa nariz dulcemente sonrojada. Solo logra sacar unas cuentas quejas y un adorable ceño fruncido. Ríe para sí mismo y suelta un suspiro profundo. Sus ojos viajan al alfeizar de la ventana y mira la exquisita obra de arte recién esculpida en el vidrio, lo común con lo que uno se despierta en una fría mañana de invierno. Los complejos patrones fractales le recuerdan a helechos, flores y árboles.
Cuando escucha el canto de zorzales vuelve a su tarea de despertar a Louis. Lo abraza por sobre el cobertor y empieza a dejar besos por su frente y su sien, peina su cabello castaño y le susurra palabras dulces. Lo ve removerse y como suelta el sueño estirando su pequeño cuerpo. Cuando ojos azules lo encuentran no espera más y se inclina para unir sus labios.
"Eww, aliento matutino H." Louis le rehúye con una sonrisa bailando en las comisuras de su boca.
"Es bueno que tu voz sea lo primero que escuche hoy." Harry dice medio sarcástico y medio completamente enserio, lo persigue y lo aprisiona en sus brazos, comparten risas en las bocas del otro mientras se besan. Louis pasa sus brazos por su cuello y acaricia los cortos rizos en su nuca. Ahí permanecen los dos, siendo envueltos por el sosiego y la pureza del momento de tenerse tan cerca. Sus sentidos florecen y a sus oídos llegan sonidos blancos, el ruido apagado que hace la calefacción, ese zumbido de la vieja bombilla de la lámpara favorita de Louis, el susurro que sus ropas hacen cada que se mueven ligeramente... el sonido húmedo de sus bocas y la agitación creciente de sus respiraciones.
Todos los nervios de su cuerpo saltan y Harry se acomoda cuando Louis dócilmente abre sus piernas. Empieza a mover sus caderas, con la presión exacta para sentir a su esposo y para que él lo sienta también. Después de ser premiado con un mordisco en su labio y un delicado gemido, se separa y se eleva sobre Louis, apoyado en sus brazos lo admira. Sus ojos recorren ese cabello despeinado, esos ojos azules que a esta hora de la mañana parecen grises, esos labios muy, muy rojos y húmedos. Ambos se sonríen y sus ojos esconden picardía. Harry decide quitarse su suéter, removiéndolo lo más lento posible para que Louis vea sus abdominales, sonríe de lado cuando siente cálidos dedos recorrer el vello que va desde su ombligo y desaparece en la cintura de sus pantalones de pijama. Arroja el suéter al piso alfombrado y sus ojos inician un desafío con los de Louis. La tención es inmaculada, ambos lo quieren y el deseo consume la poca cordura que poseen, el cuerpo de Harry se estremece cuando Louis acaricia su vello púbico que apenas se asoma debajo de la tela.