Capítulo I : Exhausto

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Narra el:

Es otro día más, la humanidad se ve tan miserable...

No los odio ni nada de eso, no tengo ninguna razón para hacerlo pero, ellos mismos se llevan a su propia desgracia, ellos mismos de conducen a su propia muerte, siempre llegan hacia mi ¿porqué hacen tal estupidez?

Estoy tan cansado, cada día debo llevarme a más gente, es como si les gustará morir, nunca se cansan de hacerlo. Desde el principio de la historia mi trabajo a sido llevarme la vida de las personas. Eh visto de todo, gente triste, alegre, calmada, confundida, desesperada, enojada, aterrorizada, ansiosas, drogada y siempre es un caso nuevo. Niños, bebés, adolescentes, niños que aún no nacen, adultos, tanto mayores como jóvenes, todos ellos lo veo todos los días y es tan lamentable ver como ellos se esfuman.

Polvo, de el fueron hechos y a el vuelven. Algunos aceptan la llegada de su partida eso me facilita el trabajo, pero la mayoría del tiempo ellos no me colaboran....

Hace dos días me paso una de estas situaciones, el estaba en un hospital, sufría de una enfermedad bastante dolorosa, yo quería que dejara de sufrir, pero el insistía.

- ¡TE LO SUPLICO! ¡AÚN TENGO MUCHO POR QUE VIVIR!

Recuerdo como el se tiro de rodillas al piso y sostuvo fuertemente de mis vestiduras, lloraba desconsoladamente, ya era su hora y no podía seguir posponiendo su partida, mi error fue darle una segunda oportunidad para que su vida siguiera, gracias a eso, ahora se aferra a ella y no entiende que su tiempo se debía de terminar hace mucho.

- Lo siento mucho pero ya hay que irnos, ya vas muy tarde a tu descanso eterno.

No importaba lo que le dijese, no paraba de insistir en que no quería morir. Me costó bastante convencer a esa persona, hasta que finalmente desistió. Eso me tomó algo de tiempo...

Valioso tiempo, nadie llega a valorar el tiempo que tiene...

Me enfrento con ese tipo de situaciones muy seguido, es agotador y solo quiero un pequeño respiro o simplemente retirarme de este maldito cargó, pero ¿quien diablos va a remplazarme? No existe nadie en universo con la suficiente experiencia y sabiduría como para que pueda sustituirme.

Aveces solo me pregunto como se debe de sentir, una leve brisa de aire fresco acompañado de unos ligeros rayos de sol que chocan suavemente mi rostro, suave arena, pasearse en un parque en otoño, mientras las hojas danzan por el aire hasta llegar suavemente al suelo, pasar horas contemplando el cielo estrellado, ser realmente libre y hacer lo que a uno se le plazca, vivir.

Que ironía, la muerte quiere disfrutar de la vida.

Narra la narradora:

Se perdió en sus pensamientos, miles de ideas invadían su cabeza, mil y un ideas de cómo podría ser una vida sin ser la mismísima muerte, hasta que una persona lo volvió a la realidad, se trataba de su mensajero. Un hombre con una apariencia un tanto peculiar, con alas en vez de brazos y manos, afilados colmillos, ojos verdes como esmeraldas y en su cabello se encontraban plumas azabache, se notaba un cierto nerviosismo en el.

- Maestro, tenemos un problema en el limbo, para ser más específicos son los mismos tres de siempre

El mensajero acomodo el cuello de su camisa mientras su amo soltaba un suspiro exhausto. Se notaba realmente cansado eh irritado, sin embargo respondió.

- No te preocupes, voy de inmediato a solucionar eso.

Se estiro haciendo sonar uno que otro hueso y dirigió sus pasos rumbo al limbo, otra vez esas tres se metieron en problemas, mientra tanto su mensajero lo siguió a su destino.

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