Capítulo III: Llegó La Hora

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Narra el:

Ese serafín aún no reacciona, sigue desmayado y no se despierta ¡Dios santo! Espero que todo esto termine rápido para poder ser libre. Mientras tanto, esas tres siguen tratando de asimilar la idea y el cómo va a ser su nuevo futuro, espero no equivocarme al tomar ésta decisión tan drástica y repentina.

Mi mensajero se a alejado un poco de toda ésta escena, me preguntó ¿que le pasa? Se que no es una noticia muy gratificante pero ¿el estará bien?

Narra el mensajero:

Decidí tomar distancia de toda aquella situación, estoy realmente preocupado por el señor y su idea ¡¿ACASO SE VOLVIÓ LOCO?! ¡¿Cómo es que se les ocurren tales atrocidades?! Mi única explicación para éste comportamiento es que el perdió la cordura. Se que tal vez esté trabajando sea abrumador eh incluso yo desee que su carga se aliviaría pero durante millones de años el se a encargado de éste trabajo y yo me he mantenido junto a él, lo acompañe en cada situación, nunca le falte en nada, le he sido fiel en todo éste tiempo, y ahora ¡EL QUIERE TIRAR LA CASA POR LA VENTANA!

Narra la narradora:

Tal fue la frustración y el enojo de aquel sencillo mensajero, que no pudo evitar golpear un árbol de aquel oscuro y sombrío lugar, el no es muy fuerte del todo, asi que en consecuencia de su acto dio un giro de dolor mientras se sobaba su zona afectada por el golpe.

Mientras tanto su jefe se encontraba esperando pacientemente a que algunos de los tres presentes reaccionarán. Tenia tres opciones diferentes ante la situación, la primera, que el se fornido serafín se dignara a despertar y le diera la regañada de su "vida" para luego decir algo cómo "¡ya va a ver! ¡le voy a decir al señor todo esto!". La segunda, era que su mensajero le fuera a advertir sobre las consecuencias de su decisión y luego se retirara de aquel lugar. Y por último, que las tres almas reaccionarán y aceptarán el trató. El esperaba que fuera la tercera opción.

Mientras esperaba logro sentir cómo alguien lo sujeto firmemente de él cuello de su vestidura, era una de las almas y no era la más pacífica.

Me va a escuchar bien, idiota - dijo el alma con voz firme y recién saliendo de su transe - Lo que nos quiere decir es que ¿seremos las muertes? Y ¿seremos las dueñas de todo esto?

Así es - respondió tranquilo - si aceptan mi oferta, serán capacitadas y entrenadas para remplazarme y ser las nuevas jefas. Yo, logro percibir un gran potencial en ustedes tres.

El alma lo miró dudosa, hasta que lo soltó de sus vestiduras, pensó por unos segundos mientras que miraba a sus compañeras y tomó la decision, se puso firme en frente de él y le extendió la mano.

Aceptamos el trató señor - dijo segura de si misma y hablando por sus acompañantes.

¿Están seguras de esto? - preguntó él, de todas maneras, el no podía obligarlas a hacer algo que no querían- Después no tendrán vuelta atrás y su nuevo cargo será definitivo por el restó de la eternidad.

El alma lo pensó nuevamente, miró a sus compañeras en busca de alguna señal de aprobación acerca de la decisión, las otras dos se miraron entre sí y en un unísono dijeron con voz firme "si" aquella respuesta estrechó su mano con la de él y cerraron su trató.

Muy bien, me alegro de que aceptarán - dijo con una cálida sonrisa - ahora que pasaremos un largo tiempo juntos, me gustaría saber cuales son sus nombres.

Las almas se miraron perplejas ¿sus nombres? Ni ellas sabían como se llamaban. No pudieron evitar ponerse un poco nerviosas al no saber que responder, él lo pudo notar y antes de que pudiese hablar, una de ellas logro decir algo.

¡Bribe! - exclamó una las almas, para ser más específicos, la que anteriormente trató de sobornar al serafín - yo me llamo Bribe - seguido de esto hizo una pequeña reverencia.

Su compañía continuo, le siguió el alma conflictiva - yo soy fairness - luego miró a la última íntegrante del grupo y respondió - y ella es mild - la última se sorprendió un poco por el hecho de que respondieran por ella, pero no le importaba, de todas formas ella ahora tenía un nombre y se sentía feliz por ello.

Muy bien, ahora que se sus nombres yo- él, fue interrumpido por una voz, después de una larga espera el tan responsable y respetando serafín había despertado.

No no no no y ¡NO! - dijo enfadado el serafín - ¡usted no puede hacer tal locura! Usted estaría rompiendo el reglamento celestial, no puede dejar su cargo y dárselo a otro sin consultarlo con el gran señor, y mucho menos darle un cargo tan importante a un alma humana, ¡si llegase a pasar todo terminaría en un desastre!

Él solo lo miró, dio la media vuelta y se fue, las almas fueron detrás de él.

¡YA SE LAS VAN A VER CON EL SEÑOR! - dijo el serafín para luego emprender el vuelo.

Mientras tanto, un mensajero se pudo dar cuenta de que ahora se encontraba sólo, dio un suspiro y fue a buscar a su jefe. Llegó la hora de aceptar que ya nada va a ser igual que antes.





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