único

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Era víspera de navidad y los preparativos en casa de los Jeon estaban casi listos, en cuestión de algunas horas sería la gran celebración.

Sirvientes iban de un lado a otro, de aquí para allá, llevando y trayendo cosas, todo para que la cena navideña estuviera perfecta.

El Alfa Jungkook terminaba de arreglarse en una de las muchas habitaciones en la casa de sus padres. Era hijo de los empresarios más conocidos de Busan; él estaba a cargo de una pequeña empresa independiente en Seúl. Por ahora estaba de regreso por fiestas decembrinas.

—Cariño, baja ya, en unos minutos más empezarán a servir la comida. —habló su padre Omega entrando a la habitación.

Esa había sido su habitación desde que tiene uso de razón, y aunque él se había mudado a Seúl a su propia casa, la usaba cada que iba a casa de sus padres, ya sea para celebrar algo o simplemente para visitarlos.

La unión y convivencia familiar era algo muy importante para los Jeon.

—No puedo, papá. Voy a salir. —avisó mientras amarraba el cordón de sus zapatos.

—¿Acaso estás loco? ¿A dónde vas con este clima? —le miró con preocupación— ¿Te sientes bien, Kookie?

—Me siento de maravilla. —asintió poniéndose de pie— Pero sabes que es necesario que vaya.

Su padre sabía de antemano a dónde iría. Cada año, sin excepción, su adorado hijo menor se iba de casa justo unas horas antes de navidad.

—Lo sé, pero no lo termino de entender. —suspiró— Todos los años, justo antes de navidad, vas a esa playa y ni siquiera sé qué haces o a qué vas. ¿Sucede algo de lo que no estoy enterado? —se acercó a su hijo.

—No es nada, pá. Solo iré un rato y regresaré. Tú mismo lo dijiste: todos los años es igual. —le miró— Pero está vez tengo la esperanza de que será diferente.

—De acuerdo, pero no llegues muy tarde. Llega antes de la cena, ¿De acuerdo? No queremos que papá se enoje, ¿Verdad? —Jungkook negó con diversión— Bien. Maneja con cuidado, hay nieve en las calles. —palmeó su hombro con cariño y salió de la habitación.

El Alfa se puso una gran chamarra arriba de su largo abrigo y una bufanda alrededor de su cuello.

Era extraña esa sensación que lo llevaba a ese lugar, la sentía cada año sin falta. Era como si algo lo atrajera justo a esa playa, justo en Busan, justo el 24 de diciembre en plena víspera de navidad.

Desde que tenía memoria le pedía a su papá ir ahí.

Aún recuerda cuando uno de los primeros años que iba, su papá no lo quiso llevar, así que cuando todos estaban ocupados preparando la cena y arreglándose, él escapó por la ventana. Si bien la playa no quedaba demasiado lejos, era muy peligroso para un niño de nueve años ir solo por una de las carreteras principales.

Definitivamente no fue un momento grato para sus padres perder a su pequeño cachorro en navidad, así que ellos llegaron a un acuerdo de llevarlo un par de horas antes y regresar antes de la cena.

Ahora, con 24 años, era más que claro que tomaba sus propias decisiones y podía ir solo.

Salió de la casa a escondidas de su padre Alfa -quien no estaba muy de acuerdo con todo eso- y montó su lujoso BMW para ir directamente a la playa.

Tal vez, y solo tal vez, estaba empezando a reconsiderar dejar de ir. Todos los años era lo mismo, era una rutina: llegar a la playa, sentarse a contemplar el mar por un par de horas y regresar a casa para cenar en familia y entregar los regalos.

Christmas Eve || KᴏᴏᴋMɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora