Reisai

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Regalo para: Reita_Toritsuk

Omegaverse

Omega Saiki
Alpha Reita

Saiki occ (es necesario para que literal salga con x personaje)
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Hoy era Navidad en Japón y una pareja de Omega y Alpha caminaban por las calles, uno iba relajado y el Omega estaba muy enojado.

Kusuo estaba enojado, su familia de iba a reunir y los habían invitado. Entre sus familiares estaba su hermano, kusuke, el era tan molesto a sus ojos, claro que lo extrañaba, pero era tan molesto que creía que nadie lo soportaba, solamente deseaba que no arruinará su vida una vez más.

Ambos caminaron hasta la pequeña reja que separaba la calle del pequeño jardín de la casa Saiki, ambos sin decir nada, tocaron la puerta y fueron abiertos por el señor Saiki.

—Reita-Kun, Kusuo-Chan, bienvenidos—dijo la matriarca, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de la pareja de prometidos.

Dentro de la casa había un árbol de navidad con un tren de juguete alrededor y la familia esperándolos para dar las bendiciones y comer.

Durante la cena, únicamente hablaban los primeros en llegar, osea la familia de Saiki, Reita únicamente contestaba las preguntas dirigidas a el con entusiasmo y Saiki...no hablaba y apenas comía algo, esto fue visto por Reita quien lo miraba preocupado.

Reita vio como Saiki salía a tomar aire y fue tras el, al llegar a su lado, notó como temblaba y lo centrado que estaba en sus pensamientos como para no notar su presencia.

—Sai-Sai—llamo haciendo sobre saltar al nombrado—¿Pasa algo?

—Tori—Empezó a derramar lágrimas —y-yo—trato de hablar, sin embargo no puso por las lágrimas que salían de sus ojos violetas—l-lo lamento.

—¿Por qué lo lamentas, amor?—limpio las mejillas húmedas y las cuencas que todavía tenían lágrimas.

—Y-yo—tartamudeo sin saber como empezar—Tori...estoy—trato de seguir pero volvió a llorar, solo tenían veinte años, estaba estudiando medicina y Reita estaba haciendo un curso de ingreso para un teatro—embarazado, ¡lo lamento! por favor no me odies—siguió llorando sin darse cuenta que el otro solo lo miraba con ojos brillantes.

—Kusuo, ¿no mientes, verdad?—pregunto incrédulo.

—No, es la verdad y entenderé si quieres terminar conmi—no pudo continuar al sentir como lo daban vueltas por el aire y luego lo besaban, okey, eso no se lo esperaba.

—Yo nunca podré odiarte, te amo demasiado y realmente te apoyaré en todo, en la decisión que tu tomes—dijo comprensivo

—Yo—se quedó pensando mientras miraba su vientre plano—realmente quiero tenerlo, amor.

—De acuerdo mi amor, yo estaré contigo en cada paso—dijo mientras lo abrazaba y depositaba besos inocentes en el cabello y frente del Omega el cual se sentía mucho mejor.

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