JOvenciTOS

Dekubaku

Regalo para: _-bakugou_fundashi-_

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Izuku, corría por todo el edificio, tratando de hallar a alguien en específico, las enfermeras trataban de tranquilizarlo cuando llegó a la puerta para no asustar a los que estaban adentro que necesitaban reposo absoluto, se obligo a tratar de tranquilizarse.

Simplemente abrió la puerta lentamente, como si una película de suspenso se tratase, camino hasta la camilla, en la cual se encontraba un rubio, este rubio tenía envuelto en una manta a su bebé para que este estuviera caliente y no se enfermara debido al frío que hacía afuera por el invierno, se encontraba dormitando, en la espera de su esposo, el cual ahora estaba en frente de él.

—Es igual a ti, bastardo—susurro cansando el de ojos rubies—igual de llorón.

—Kachaan —susurro mientras tomaba a su hijo, apenado pero a la vez admirando lo tierno que era su hijo—Es perfecto.

—Obvio que lo es, yo lo traje al mundo—Izuku solo río ante el comentario narcisista.

—Descansa, amor, lo necesitas—y Bakugou solo lo miro, sonrío, se acomodó tomando la mano de su esposo y calló  dormido.

—Ahora, yo los cuidaré, no permitiré que nadie les haga daño, mis amores—susurro con cariño, el único despierto de la habitación.

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—Ten cuidado Dai, no quiero que te lastimes—dijo tranquilamente el pecoso al ver a su hijo caminar por toda la sala de espera.

—Pero, quiero ver a mamá.

—Ya iremos—justo a tiempo porque llego la enfermera informándoles que ya podían pasar.

—Mami—dijo el niño muy feliz, al ver a su madre cargando a su hermanita, Eri.

—Oi, bajen la voz—susurro el rubio con cariño.

Ahora la familia estaba durmiendo en la habitación del hospital, Katsuki dormía,  Izuku veía a su hija en la cuna y Dai estaba durmiendo, Izuku solo quería esa imagen toda la eternidad, estar junto que su familia por el resto de sus días.