MIDNIGHT MEMORIES [DOUBLE B]

INTRODUCCIÓN

A Kim Jiwon le gustan mucho las películas de suspenso y misterio. Le resulta emocionante terminar al borde del asiento, porque nunca se imagina que podría pasar en la siguiente escena.

Así ha sido su vida, como una película de ese tipo. Por alguna razón siempre sabía que algo pasaría y la mayor parte del tiempo eran cosas malas. Estaba convencido de que la fatalidad lo perseguía y estaba ensañado con él, de no ser porque, en medio de tanta calamidad había una que otra cosa que lo hacía feliz. Algunas de ellas eran su trabajo, sus dos mejores amigos y su familia. Bueno, esta última no siempre era algo que lo hacía feliz, pero había excepciones ¿No? Por algo eran familia.

Nunca se le hubiera ocurrido sumar algo o alguien más a aquella lista, no hasta que conoció al otro protagonista de esta historia. Se trata de Kim Hanbin. Un tipo un par de centímetros más bajo que Jiwon, cabello castaño, ojos marrones y tez clara. El hombre era guapo, pero no extremadamente. Tal vez si lo hubiera conocido en un bar coreano no habría llamado la atención de Jiwon, pero no fue así.

Jiwon había conocido a Hanbin en un bar gay en Los Ángeles, específicamente, un bar para latinos. La pregunta del millón era ¿Cómo Kim Jiwon había terminado en un bar como ese?

Cuando se es músico, con miles y miles de seguidores en las redes sociales, pues... No había muchas opciones de lugares a los que podía ir sin ser reconocido. Aquel bar parecía ser una buena opción para esconderse de ciertas personas: Sus fans y su familia.

El bar era bastante colorido, con música alegre y aunque su estado de ánimo era todo lo contrario, decidió entrar. Jiwon se encontró con gente de todo tipo, personas bebían en las mesas y más al fondo, en una improvisada pista, había otras que bailaban. Un baile que definitivamente llamó su atención y que se dedicó a observar con detenimiento.

¿Él sería capaz de bailar así?

Jiwon fue sacado de sus pensamientos cuando una hermosa joven se acercó. Ella vestía unos jeans negros y una camiseta blanca con el logo del lugar. Ojos grandes, piel bronceada y un cabello ondulado que le llegaba hasta la cintura. Ella le sonrió y tomó su orden amablemente y señaló con disimulo a la mesa de enfrente.

- Él también está solo y es asiático -. Aquello dejó a Jiwon confundido. Solo fue capaz de asentir y sonreír ligeramente. Ella ya se había ido cuando su mirada recayó sobre el hombre antes mencionado.

Jiwon no tenía intenciones de mirarlo detenidamente. Contrario a la creencia de la hermosa jovencita, no porque ambos fueran asiáticos y estuvieran solos tenían que hacerse compañía. Así que solo lo miró por un par de minutos, en lo que encontraba algo más interesante que ver.

El hombre estaba sentado mirando un vaso lleno de lo que parecía ser alguna bebida alcohólica. Pensó que quizás estaba pensativo, pero en media hora el vaso siguió lleno y el hombre seguía observando el vaso como si fuera lo más interesante del lugar. Eso llamó su atención. Tal vez había tenido un día como el suyo, uno bastante malo.

Pensando aquello fue que se levantó de la silla y se acercó a la mesa del hombre.

- Puedes pedir otra bebida si esa no es de tu agrado -. El hombre levantó la mirada revelando unos interesantes ojos marrones. Sus ojos oscuros tenían una mirada vacía, pero ni bien sus miradas se cruzaron un brillo se apoderó de ellos. La expresión seria que tenía su rostro se esfumó y una leve sonrisa se formó en sus labios.

- En realidad no bebo -. Jiwon miró del vaso al rostro del hombre algo confundido. - Puedes sentarte -. Hizo un gesto hacia la silla vacía enfrente de la mesa.

- Gracias -. Fue lo único que pudo decir Jiwon.

A pesar de que fue Jiwon quién se había acercado, quien tomó la iniciativa para comenzar una charla fue el hombre. Hablaron de todo, pero no de ellos. De la música, del lugar, de los humanos, del destino y de las cosas que no duran. Hablaron de los sueños y de las realidades. Y mientras decían sus opiniones, se rieron de lo distintas que llegaron sus formas de pensar.