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Gerald junto a su caballo Phillipe seguían de camino al pueblo vecino, sonaba una canción silbada, su mascota movía su cabeza en ritmo a este. El ambiente era tranquilo mas el otro silbido del frío viento, después, el ambiente se ponía algo tenso, los cuervos graznaban para después despegar por el viento y hojas. El animal sintió la fría brisa sintiendo unos escalofríos, su dueño también lo notó, cubriéndose aún más con la manta, vaya suerte tenía, aunque no bastante ya que esta era algo delgado.
De pronto, pararon, percatandose de varios extraños carteles, las letras estaban demasiadas desgastadas, haciendo que no se pudieran entender. Phillipe, quería ir al camino que parecía ser seguro pero algo le frenó, su dueño quería ir a la dirección contraria.

—Vamos Phillipe, el camino es aquí

El caballo vio el camino temeroso diferenciando el lado opuesto, le parecía más seguro por los tranquilos cantos de los pájaros o por los lindos rayos del sol, sabía que Gerald no se lo permitiría, este animal era bastante listo aunque para el castaño, no bastante.
Insistió nuevamente en ir al camino correcto, pero Gerald jaló la correa hacia el camino que no tenía buena imagen.

—Es aquí el camino Phillipe, vamos

Sin más remedio, el peli marrón y su dueño se dirigieron al camino elegido.

—Ya me lo agradecerás

El contrario solo rodó sus ojos de mala gana.

El animal temerosamente caminaba con el frío viento que arrastraba las hojas. De repente, una oscura sombra pasó entre los arbustos alertando al caballo, este sopló asustado parando la marcha.

¿Pero que te pasa Phillipe? Vamos, sigamos

El caballo nuevamente se negó a seguir.

—Déjate de tonterías, vámonos

El contrario relinchó asustado, se escucharon los aullidos de los lobos.

¿Pero qué ocurre?

De pronto, los lobos aparecieron asustando al mayor, se acercaban lentamente preparándose para saltar. El castaño se encontraba confuso al igual que asustado, solo pudo ordenar  a su corcel en escapar de las fieras.

—¡Corre Phillipe!– exclamó.

Este hizo caso llevándose consigo a Gerald, lastimosamente no podían ver hacia donde se dirigían por los molestos arbustos.
Pararon casi la borde de un barranco, se aliviaron en no haber caído pero ese alivio había durado poco.

El hombre agarró una rama algo gruesa, era lo único que tenía cerca. Se defendió queriendo espantar a los otros de su caballo, pero estos agarraron el palo haciendolo caer al suelo, asimismo, quisieron atacar a Phillipe pero no lo consiguieron ya que este les dio una patada que asustaron a la mitad  y otros acabaron cayendo al barranco. Los canes seguían atacando al punto de arañar la parte trasera del animal, entonces, huyó junto con el carro, los lobos los siguieron dejando a Gerald  solo. Este se levantó asustado revisando si en los lados no había ningún rastro de depredador, estando fuera del peligro corrió  queriendo estar a salvo buscando ayuda o un refugio.

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