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Cada trote que daba el animal, más tenso se encontraba Kyle. Su corazón latía a cada segundo, no se imaginaría haber perdido a su padre, aceleraba más el paso para poder llegar antes de que ocurriera cualquier tragedia. Al acelerar, hacia lo más profundo del bosque, el viento se volvía más frío, los cuervos se espantaban e incluso salían volando asustando un poco al contrario. Habían recorrido bastante rápido el camino que tuvieron que caminar , de pronto, se encontraron en frente los mismos letreros que su padre se había topado antes. Kyle intentaba entender las letras pero nada, entonces se dirigía al camino seguro pero le caballo jaló la correa hacia el opuesto, el peli rojo contempló los dos sitios finalmente haciendo caso al marrón.
Empezaba a caer leves gotas de agua tendiendo a apresurarse más aún antes de que llegara a haber más de estas. Su instinto tenía razón, ahora las gotas de lluvias golpeaban su rostro, nublando la vista hacia el camino, el corcel se apuraba más aún por las gotas que recibía.
Al fin habían llegado a las rejas de un enorme castillo, Kyle cayó en conclusión de que seguramente se quedó a refugiarse ahí , mas luego, algo no le cuadraba, sentía un mal presentimiento, entonces, agarró su cargamento y se adentró al sitio no sin antes meter al caballo al interior de las rejas, el casco de este taconaba sobre el suelo de piedras. Siguieron adelante contemplando el expectrante y temeroso lugar. Luego, cuando Kyle se iría a adentrar al castillo detuvo a su amigo y le ordenó en quedarse esperando, el caballo bufó en señal de asumir la obligación.

Entró sin más, parecía bastante desesperado por buscar a su querido padre que no pudo avisar su presencia en el hogar. Su corazón latía más de lo debido, sus pasos eran lentos pero su mirada rápida, sus verdes ojos observaban el brumoso sitio, mantenía su valor para luego sacar una alargada pero densa bolsa y esconderlo en el bolsillo de su roja túnica.

-¿Papá? ¿Estás aquí? ¡Papá!

Repitió con voz leve varias veces el sobrenombre de su padre que solo el eco hacía el trabajo para que el otro lo escuchara o más bien hizo el trabajo de que lo escucharan los mismos objetos.

-¡Genial! Otro intruso...

-Por lo que oigo seguramente buscaba a su padre, pobre joven

-Que no te de pena, es solo un intruso que no se atreve a tocar la puerta y mas encima, viene a molestar en el mal momento

-Creo que tienes razón, ¿deberíamos avisarle?

-¡Claro que no! Es su problema, él mismo se lo buscó

-Vamos a ayudarle- contestó el dorado para sí mismo sin prestarle atención al reloj.

-No sabes qué ganas tengo de poder convertiste en un verdadero objeto

Malhumorado, siguió a su compañero, bajaban por las piedrosas escaleras en círculos pero por bajada.
Mientras tanto, Kyle seguía llamando a su padre, registró cada celda hasta que escuchó la baja voz de su padre, este corrió hacia él.

-Padre, te he estado buscando por todos lados. ¿Estás bien?

-Hijo. ¿Qué haces aquí?

-Vine a por tí padre. ¿Quién te hizo esto?

ꨄ Tu Belleza Interior ꨄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora