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La fricción entre la plantilla y la suela de su zapato sonaban por el suelo haciendo eco en el extenso pasillo del castillo. La oscuridad empezaba a inundar el sitio. La luna caería del cielo siendo reemplazada por cierta estrella luminosa y candente.
Cierto pelirrojo se mantenía, aún, en sus pensamientos e incluso se hacía miles y miles de preguntas por cierto animal tan intimidante; "¿Se tratará de una especie de bestia parlante?", pensó intranquilo. Por lo que podía ver, sí lo era, pero tuvo otra pregunta en mente; ¿alguien más había llegado a ese sitio, o es que él, junto a su padre, fueron los únicos visitantes del castillo? Jamás había salido del límite del pueblo, ni siquiera pensaba estar preparado para dejarlo. Entrelaza sus dedos entre sus rizos, se sentía bastante estresado y más en ese dichoso  lugar de poca luz, y eso que solo llevaba poco tiempo ahí. La habitación iluminada por una luz azulada del anochecer lo mantuvo por el momento más sereno. Pero de repente tropezó de frente  al suelo frío, posó su mano sobre su cabeza adolorido, al girarse, dirigió su mirada donde dio tal tropezón. No esperaba encontrarse con cierto objeto, un simple escabel de terciopelo, en ningún momento pareció haberlo visto.

— ¿Cuando estaba esto aquí?

Apartaba levemente con su pie el objeto que se encontraba allí colocándolo a una esquina de su camino.
Seguiría su camino si no fuera por una carraspeante voz que lo despistó.

— ¿A dónde crees que vas intruso?

Miró a ambos lados en busca del emisor, no era el mismo tono amenazante como de la bestia , sin duda, provenía de otro habitante del lugar.

—Estoy aquí idiota—exclamó—¡Abajo!

Miró dudoso en dirección al suelo. ¿Qué más podría encontrar?, ¡oh sí! Un reloj parlante, se sentía muy afortunado de verlo hablar con los brazos cruzados, si se podría decir que eran sus brazos.

—¿A qué se debe tu visita aquí?

El más alto se quedó sin palabras, un objeto estaba hablando con él, parecía poco creíble, incluso agitó su cabeza intentando ver si todo aquello era real. Retrocedió lentamente mientras el viejo reloj adelantaba sus quejas y sus pasos.

—Y bien ¿vas a contestarme?

—¿E..estás hablando? Creo que por hoy tuve demasiado —. Carraspea al terminar su frase.

—Por dios —. Subía a unas de las mesas para quedar a media altura del "intrometido"—. Tampoco quiero acabar en una pelea.

— ¿Pelea? — Kyle al escuchar eso no evitó soltar una pequeña risa asustada, el contrario obviamente el reloj malinterpretaba su sorpresa.

— ¡Oye! Como te atrev.... — No pudo terminar la frase por tal interrupción de  otro molesto intrometido del reloj.

— Oye, oye. Tranquilízate Cartman, ya me ocupo yo—dijo con las velas chispeante de las ceras, que podrían denominarse manos—. Lo siento mucho. A veces  dice cosas ridículas.

Se trataba de una vela de tres brazos, fundido en oro y las luces del fuego seguían llameantes. Intentaba evitar las molestas amenazas y groserías de su compañero de madera, y por parte del contrario solo se podían escuchar su molestos murmullos.

—Mi nombre es Kenny y es un gusto tenerlo aquí—dijo haciendo reverencia, como si se tratara de un noble.

El reloj cayó de los brazos de la vela provocando un golpe metálico por sus engranajes interiores. El reloj llamado Cartman prosiguió sus palabras fastidiosas.

—¡No! No eres bienvenido—dijo—. ¡Fuera!

—No le hagas caso, se tomó cuatro tazas de café, está muy nervioso.

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⏰ Última actualización: Jul 04 ⏰

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