Cap. 5-. Contrato de muerte

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Beca se puso sus afelpadas pantuflas de conejo en silencio para no despertar a Alice. Vio su mesita de noche para comprobar que su revolver seguía ahí donde lo había dejado la noche anterior. Se asomó por la ventana, corriendo las cortinas estampadas. Todavía era de noche en Nueva York. Las estrellas brillaban desafiantes, acompañando a la luna en una noche silenciosa. Desde ahí puedo ver Central Park, apacible y color verde azulado a la luz de la luna.
Casi le pareció que no había sucedido nada en los últimos días, que todo había sido un sueño, una pesadilla horrible y sangrienta... Casi. Corrió la cortina asqueada al ver unos infectados arruinando el paisaje.
Salió de puntitas de la habitación, cerrando la puerta tras ella.
-¿Tampoco puedes dormir?- la voz de Christopher la sobresaltó. Estaba sentado en el borde de la ventana mirando el espectáculo de estrellas brillantes.
-No- contestó con un hilo de voz -A veces pienso que no podré volver a dormir toda una noche de corrido nunca más- se recargó en la ventana junto a el.
Podía ver sus largas pestañas de perfil, sus ojos reflejando la luz de la luna.
-¿Alguna vez...- volteó su mirada hacia ella. Su rostro intacto de cualquier emoción -alguna vez te has preguntado que pasará cuando mueras?- esa pregunta tomó a Beca por sorpresa.
-Bueno, claro que lo he hecho- su rostro seguía ilegible -¿A que se debe tu pregunta?- Christopher entrecerró los ojos ligeramente. A Beca le pareció que debatía entre decirle sus motivos o dejarla en blanco.
-Curiosidad- declaró después de lo que a Beca le pareció una eternidad. Pudo ver como subía sus defensas. Puertas de hierro con demasiadas cerraduras.
Se decepcionó un poco.
Un silencio se escurrió entre los dos. Pero no uno incomodo. Uno agradable.
-¿Te vas mañana?- inquirió.
Christopher asintió con la cabeza -Tengo que encontrar a mi equipo- se le escapó una mueca de dolor casi imperceptible.
-¿Son muy unidos?- incluso si Christopher tenía un rostro ilegible, Beca supo que temía por sus vidas.
-Son mi familia- le dijo -Es todo lo que me queda- su voz salió en un hilo.
-Estoy segura de que estarán bien- posó una mano en la de Christopher tratando de reconfortarlo. El se sobresaltó ante el gesto y retiró rápidamente la mano.
-Eso no lo sabes- le lanzó una mirada angustiada, casi dolida.
Beca guardó silencio unos largos segundos.
-Supongo que no- le contestó en un susurro -Creo que trataré de dormir otra vez- se dio media vuelta y se dirigió a su cuarto dejando de lado el momento. Tomó la perilla de la puerta, fría al tacto.
-Espera- Beca volteó su rostro hacia el -¿Sabes usarla?- se llevó la mano derecha a la cadera, tocando su arma enfundada.
Beca negó con la cabeza. Lo poco que sabía no contaba como saber usarla realmente.
-Vamos- se levantó de la ventana y se dirigió a la puerta.
Beca lo siguió de cerca. Bajaron las escaleras hasta el ultimo piso.
-¿A dónde vamos?- Christopher forzó la puerta de un departamento y la abrió de un empujón.
El departamento era significativamente más pequeño que el de Beca. La luz de la luna se filtraba por los altos ventanales de la cocina. Los muebles con estampado floral seguían en su lugar. Aunque la mayoría de las cosas de valor no estaban. Incluyendo la comida.
Christopher se digirió a la barra de la cocina y puso unas fotos familiares en fila.
-Para atrás- Beca hizo caso y retrocedió unos pasos. Las fotografías estaban a unos cuantos metros de ellos. Christopher sacó su arma y se la entregó a Beca.
La acarició y sintió su peso en sus manos. Estaba fría y le pareció pesada a comparación de su revolver.
-¿No crees que me va a escuchar medio Nueva York?- se volteó hacia él, que estaba recargado en la puerta. Brazos cruzados y mentón en alto.
-Tiene silenciador- cabeceó hacia el arma y Beca la observó. Un cilindro negro en la boca de la pistola. Le pasó los dedos y apunto al frente con la mano derecha.
Christopher meneó la cabeza.
-Ambos brazos canguro- Beca alzó la otra mano, puso el dedo en el gatillo y disparó. Pero todo lo que escucho fue un 'click'. Abrió los ojos lentamente, ni siquiera notó cuando los había cerrado con tanta fuerza.
-Tal vez deberías considerar quitarle el seguro la próxima vez- la miró con una sonrisa burlona.
Beca entrecerró los ojos y sintió el rubor de sus mejillas hacerse presente.
Tomó el arma con las dos manos, quitó el seguro con el pulgar derecho. Apuntó y llevó el dedo índice al gatillo. Contuvo la respiración un segundo y disparó.
Sintió el movimiento del arma al disparar pero se mantuvo firme. Cuando llevó sus ojos a la fotografía, había dado en el blanco.
-Tal vez deberías considerar tu trato hacia una mujer armada- le devolvió la sonrisa retadora.
-Nada mal- aún tenía la sonrisa plantada en el rostro -Pero debes tener una posición más precisa- salió de su lugar con elegancia y se dirigió a ella -Déjame mostrarte- tomó el arma de sus manos y adoptó una posición con un pie más adelante que el otro, rodillas ligeramente flexionadas y dos manos al frente. Pudo ver los músculos de sus brazos a través de la playera -Así ¿de acuerdo?- le entregó el arma.
Beca adopto torpemente la posición que Christopher le había mostrado.
-¿Así?- preguntó insegura. Christopher negó con la cabeza y se colocó detrás de ella. Le pasó un pie por debajo y se lo empujó, dejándolo a la altura de sus hombros, después posó sus manos sobre sus hombros y la empujó hacia abajo haciéndola flexionar sus rodillas.
-Baja un poco los brazos- sus manos hicieron un recorrido hasta sus antebrazos y los empujó hacia abajo suavemente.
Pudo sentir su calor corporal emanando detrás de ella.
-Ahora fija tu objetivo y dispara cuando exhales ¿de acuerdo?- retrocedió unos pasos y Beca asintió.
Se relajó y contuvo el aliento. Estaba lista para disparar cuando un grito desgarrador la paralizó. Sintió un escalofrío recorrerle la columna y cruzó miradas con Christopher pero el ya estaba corriendo escaleras arriba.
No le tomó más de un segundo reaccionar y pisarle los talones.
Cruzó el pasillo sangriento volando. Pudo escuchar señales de batalla, gruñidos y pataleos.
Cuando entró en el departamento vio a Alice tendida en el suelo tratando de tomar el revolver que tenía a un lado mientras luchaba contra un infectado que tenía encima. A Beca se le detuvo el corazón. Apuntó torpemente su arma al infectado pero Christopher ya se había abalanzado encima de él.
Alice se giró en un segundo y tomó el revolver desesperadamente.
Lo apunto al infectado y disparó toda la ronda, incluso siguió disparando el arma sin balas. Era un revoltijo de cabello, lagrimas y sangre oxidada.
-¡Mierda para!- Christopher volteó hacia Alice violentamente. Tenía su cuchilla clavada en el cráneo del infectado. Sus ojos eran una mezcla de enojo y excitación. Su pecho subía y bajaba violentamente.
Alice lo miró con ojos desorbitados, se veía asustada e insignificante en su posición.
-Acabas de condenarnos. A todos- Christopher la miró con recelo, pero había algo más allá de su mirada. Miedo. Eso le pareció a Beca.
-¿A que te refieres?- su voz apenas fue audible y si Beca no se hubiera agachado a su lado para reconfortarla, probablemente no la habría escuchado.
Un montón de ruido comenzó a hacerse presente. Como si un ejército marchara hacia ellos. Un ejército de muertos vivientes claro. Gruñidos y gritos se escucharon a lo lejos. Beca se puso de pie rápidamente y observó hacia abajo a través del ventanal de su cocina.
Una horda de infectados se agazapaban en la entrada del edificio.
A Beca se le cayó el corazón hasta los pies. Sus piernas flaquearon y sintió un hoyo negro en el estómago.
-Tenemos que irnos. Ahora- Christopher escupió las palabras y le arrebató el arma de las manos a Beca -Esa puerta no va a resistir mucho- se dirigió volando a su habitación y tomó su francotirador.
-¿Hacia dónde vamos a ir? Obviamente no podemos bajar- Beca lo miró como su ultima esperanza y le pareció que Alice hacia lo mismo. Si Christopher no tenía un plan, probablemente estaban muertos.
-Al techo- y salió del departamento en un suspiro.
Beca se dirigió a su cuarto volando y se cambió de ropa en menos de un minuto. Tendió su pijama en el suelo y saco del cajón de su mesa un cartucho de balas de su expedición hace unas horas.
-Alice vamos- tomó a Alice por un brazo y la arrastró fuera del departamento. Seguía en un estado de transe -¿Tienes las llaves?- Alice apenas dio un atisbo de asentimiento con la cabeza.
Subieron las pequeñas escaleras que levaban al tejado. Christopher ya estaba ahí pateando la puerta y maldiciendo.
Beca tomó las llaves del bolsillo trasero de Alice y tocó suavemente a Christopher en el hombro.
El volteó a verla rabiosamente, pero se controló ligeramente al verla ahí con las llaves. Se apartó y la dejó abrir la puerta.
Cuando entraron, la tenue luz del crepúsculo teñía todo de rojo sangre.
'Que ironía' saboreó sus pensamientos con amargura.
-Rápido- Christopher les hizo señas para que se acercaran a un cubículo de limpieza por un lado del tejado -¿Tienes llaves de esto?- le preguntó impaciente.
-Si. Es la misma cerradura que la puerta- la voz le salió demasiado sumisa para su gusto.
Metió la llave y la abrió.
-Quédense aquí- Crhistopher se disponía a regresar pero Beca lo detuvo.
-¡Espera!- el se volteó a mirarla con impaciencia -¿Que haces?-
-¿Que crees que hago?- parecía a punto de perder la cordura, estaba a una gota de derramar el vaso.
-¡No puedes volver allá tu solo!- le pareció la idea más ridícula del siglo XXI.
-¿Y que propones?- se veía que estaba haciendo un esfuerzo por no perder el control.
-Voy contigo- Crhistopher soltó una seca carcajada y a Beca le hubiera parecido menos humillante una bofetada.
-Esto no es un juego niña- Beca sintió como se le incendiaban las mejillas.
-Se como disparar. Tengo otro cartucho de balas y...- la mirada que Christopher le clavaba a Beca hacía que el fuego en su interior creciera desde su plexo solar.
-Hace diez minutos ni siquiera sabías como tomar un arma- le rebatió con fingida calma pero pudo notar que él también comenzaba a echar chispas.
-¡Estoy tratando de ayudar! pero si quieres matarte ¿¡porque no mejor te tiras de aquí!?-Christopher estaba a centímetros de su rostro. Sus ojos encendidos clavados en los suyos.
-En realidad ¡tal ves lo considere!- perdió los estribos y se dio la vuelta hecho una furia.
-¡Bien por mi!- le gritó Beca mientras dejaba el tejado.
-¡Bien!- Cerró de un portazo.
-¡Bien!-
Y estuvo sola y asustada. Con una Alice sollozante a sus espaldas.

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